Despedida sin abrazos

Han pasado muchos meses, casi un año, cuando nos recomendaron y nos siguen recomendando, que guardemos una distancia sanitaria o de seguridad, entre no convivientes, entre personas que vivimos en distintos hogares, aunque seamos familia. A su vez, también nos recomendaron otras muchas medidas para protegernos y proteger a los demás, sobre todo a los nuestros.

Hemos aprendido a sonreír con la mirada, a saludarnos con el codo, luego nos dijeron que mejor no, que nos saludásemos con la mano en el corazón; a consolarnos o despedirnos con abrazos en la distancia cruzando nuestros brazos hacia el pecho; pero ¿hemos aprendido a dar nuestro último adiós a un ser querido sin abrazos?

Cuando se va un ser querido, no estamos preparados para su despedida, aunque sepamos que por alguna circunstancia tarde o temprano ya no estará con nosotros, pero, sobre todo, para lo que nunca estamos preparados, por muchos consejos que nos den, es para dar el último adiós a una persona sin abrazos y, esta situación, está afectando a la Salud Mental de muchas familias.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) ya advirtió hace tiempo que la Pandemia Mundial afectará a la Salud Mental de toda población, por muy diversas situaciones.

También el Movimiento Asociativo de Salud Mental España, tanto desde Confederación Salud Mental España, como desde Federación Salud Mental Castilla y León, por supuesto desde Salud Mental Aranda y desde todas las Asociaciones que forman parte de este movimiento, están notando un amplio incremento de personas con problemas de Salud Mental derivados o a consecuencia de la Pandemia que estamos sufriendo.

A su vez, son muchos los psicólogos que reiteran esto y nos están avisando, que el tener que despedir a nuestros seres queridos, con normas, sin abrazos, el no poder acudir a funerales, entierros, ritos… son factores que pueden aumentar el sentimiento de impotencia, desesperanza, y añaden más dolor a estas pérdidas, que se caracteriza por una vivencia de saturación psicológica y emocional, y por un gran sentimiento de indefensión, pues la despedida y el acompañamiento en la pérdida de un ser querido, que tanto facilita el proceso de duelo, no pueden verse realizados en estos momentos de Pandemia.

Tristemente, hace poco, mi familia ha experimentado esa carga emocional, perdimos a una persona querida, como le está sucediendo a demasiadas familias. Aunque no fue por este “bichito”, como ha ocurrido en muchas otras familias, pues los fallecimientos se siguen produciendo por diversos motivos; cuando sufres esta situación te das cuenta realmente lo mal que lo han pasado y lo siguen pasando varias familias a lo largo de toda esta Pandemia. Al dolor de despedir a un familiar, se añade, sobre todo, la rabia, la ira, la frustración, la desolación de querer y no poder dar un abrazo, un beso, un simple apretón de manos, de consolar a los tuyos, y lo peor de todo, el sentimiento de soledad que te invade. Es una experiencia muy dura y difícil de gestionar. Ves como gran parte de la familia no puede venir, otra parte elige entre velatorio o entierro, por responsabilidad y por no exponerse, ni exponer a los demás al “bichito”.

Llegado el momento de la última despedida, metes las manos en los bolsillos, apretando los puños fuertemente para soltar esa tensión acumulada, aprietas los dientes bajo la mascarilla para que no se escape ese llanto, ese sollozo de dolor que tienes atrapado en la garganta, a su vez, cierras los ojos fuertemente, ocultos tras unas grandes gafas de sol, para intentar que no se escapen las lágrimas contenidas. Sientes una sensación extraña, con una gran mezcla de emociones, que por unos instantes no sabes sí realmente estas allí o todo forma parte de un mal sueño, es como si estuvieras en “off”.

Te preguntas: ¿Cómo puede gestionar una persona todo este cumulo de emociones y sentimientos?

Los psicólogos recomiendan que para superar estas experiencias y que no afecten demasiado a nuestra Salud Mental, sería bueno que cuando pasase la Pandemia, hiciéramos una despedida como hubiésemos querido. Y hasta que pase la Pandemia, para superar el duelo, nos recomienda no guardarnos las emociones, los sentimientos, que los compartamos con la familia, amigos, ya sea a través de una llamada o a través de una pantalla, que no nos aislemos, y, en caso necesario pedir ayuda profesional.

En mi caso, formar parte del Movimiento Asociativo de Salud Mental, concretamente ser miembro de Salud Mental Aranda, en estos momentos, me está sirviendo de gran ayuda, pues en la Asociación, todos los participantes, contamos con un gran equipo de profesionales que nos enseña, nos da pautas y nos ayuda a gestionar las emociones, en los diversos talleres y actividades que realizamos y, sí lo necesitamos, tenemos el apoyo de nuestra psicóloga.

 

Termino con una pregunta que llevo un tiempo oyendo en diferentes medios de comunicación y que también he escuchado, recientemente, al Director General de la OMS: “¿Quizás nos estamos acostumbrando a oír todos los días una cifra de fallecidos y no pensamos que detrás de cada número hay una persona con nombre y apellidos, y detrás de cada persona se queda una familia rota?

Puede que sea cierto, que nos estemos acostumbrando a oír todos los días cifras y no prestemos atención, quizás debido al cansancio “pandémico” que vamos acumulando, pero  debemos pensar que para dejar de escuchar estas cifras y disminuir los contagios de este “bichito”, en gran parte, depende del comportamiento de todas y todos, de nuestra responsabilidad, de nuestra pequeña aportación para contribuir a frenar esta situación, para que cuanto antes ninguna familia, ya sea por la Pandemia o por otras circunstancias, tenga que pasar por la dura situación de despedir de un ser querido sin abrazos.

Un fuerte abrazo (virtual) y en la distancia a todas las familias que durante esta Pandemia han perdido a un familiar, a un ser querido, a un amigo, y han tenido que darles su último adiós sin un abrazo.

 

MendyLuna