LA VOZ DE LOS FAMILIARES

La familia o el entorno más cercano de una persona con problemas de Salud Mental son primordiales y esenciales. Los familiares somos los que buscamos recursos y apoyos en un primer momento, sobre todo cuando la persona no puede por su malestar o su dolor emocional.

Estamos las 24 horas en una convivencia-vínculo constante, les apoyamos y/o acompañamos cuando lo necesitan. Desde una posición, digamos, de “observadores constantes” nos percatamos rápidamente cuando la persona empieza a encontrarse mal, incluso antes de que ella se dé cuenta.

Influimos en su educación emocional; tenemos un papel fundamental en la comunicación familiar, la escucha, la convivencia y en fomentarles la autonomía necesaria para que lleguen a un proceso de vida lo más independiente posible.

Todo esto nos puede llegar o nos llega a provocar mucha carga y desgaste no solo emocional sino también físico. ¿Cómo lo gestionamos?, somos participantes de la Asociación Salud Mental Aranda, la cual tiene un Programa de “Apoyo Familiar”, que lo realiza de forma individual o grupal mediante los denominados: GAM FAMILIAS (Grupos de Apoyo Mutuo), actualmente formamos 2 grupos.

 

¿Qué hacemos o qué aprendemos en los GAM FAMILIAS?

Lo primero que destacamos es que la Asociación a través de los GAM FAMILIAS nos proporciona un servicio donde nos ofrece información, formación, asesoramiento y apoyo para aprender a gestionar los problemas de salud mental y podamos continuar con nuestros proyectos de vida personal, laboral y de ocio.

Nos entrenamos en habilidades y capacidades en nuestro papel de apoyos, aprendemos a mejorar la comunicación, el clima familiar, a fomentar la autonomía en nuestros familiares con problemas de Salud Mental, aprendemos cómo actuar en situaciones de crisis personal y/o familiar; compartimos experiencias e información sobre todo de los recursos existentes a los que puedan acceder nuestros familiares.

Aprendemos: a ser más conscientes de que la Salud Mental es tan importante como la física; a ser más empáticos no sólo con la Salud Mental, sino con el resto de problemas sociales; a gestionar mejor nuestras emociones y pensamientos; a coger confianza y autoestima en nosotros mismos; pero, sobre todo, aprendemos a cuidarnos para poder cuidar, priorizando nuestra propia Salud Mental y  bienestar para poder afrontar de la mejor forma posible las complicaciones que nos puedan surgir en nuestro día a día; y además sentimos que no estamos solos y pensamos que la salud mental es un problema social compartido.

Comentamos y compartimos preocupaciones en torno a nuestro familiar; y ¿qué es lo que nos preocupa?:

Sobre todo el todavía estigma que existe hacia las personas con problemas de Salud Mental en la sociedad y especialmente en el entorno laboral. Se necesita más   formación e información a los trabajadores en Salud Mental y también creemos que   es necesario la creación de más puestos de trabajo adaptados, pues tener un trabajo para una persona con problemas de Salud Mental mejora mucho su autoestima, le ayuda en su proceso de recuperación y es esencial para poder llevar una vida independiente.

La brecha de género en el entorno de las familias; el acompañamiento en Salud Mental sigue cayendo principalmente en las mujeres, (en los GAM FAMILIAS solo en uno de los grupos contamos con 2 hombres el resto somos mujeres) y, en la mayoría de casos, son las mujeres las que dejan de trabajar para el cuidado del familiar, cuando es necesario.

Que no haya suficientes recursos para atender a las personas con Problemas de Salud Mental en la Sanidad Pública, esta situación puede dar paso a que se alarguen las citas y consecuentemente se pueda agravar la situación de nuestro familiar debido al retraso.

La falta de información y burocracia existentes sobre los recursos disponibles cuando aparece un problema de Salud Mental en la familia, es decir, en muchas situaciones al principio no sabes dónde acudir, qué servicios sociales existen,   tampoco tienes información sobre posibles ayudas económicas y sociales y, cuando te informas, la burocracia es complicada, en algunos casos los familiares son mayores o viven en la zona rural y les resulta más complicado. Hay que entender que cuando aparece un problema de salud mental en la familia son momentos difíciles y confusos y nuestra vida y la de nuestro familiar empiezan un duelo.

Otra preocupación más, el futuro de nuestros familiares cuando nosotros no podamos atenderlos o ya no estemos. Es cierto que cada vez existen más recursos para estas situaciones, pero en ocasiones no es fácil acceder a ellos, lleva tiempo, que a veces, no se tiene, dado que en algunos casos los familiares que apoyan, cuidan y, en ocasiones de quien depende económicamente la persona con problemas de salud mental, son personas mayores.

Y por poner una última preocupación, la elevada tasa de suicidios que se está conociendo, sobre todo en jóvenes. Creemos que es necesario que se hable de ello, con respeto, y que no se estigmatice a las familias que han pasado por esa dura experiencia.

 

También, ponemos voz a algunas reivindicaciones como familiares de personas con Problemas de Salud Mental. Las preocupaciones que hemos descrito son a su vez reivindicaciones, pero queremos añadir:

  • Educación emocional desde la infancia en los colegios.

Que se destinen más recursos a la Sanidad Pública; que exista la figura de un psicólogo en Atención Primaria sobre todo para la atención infanto-juvenil.

Más campañas de sensibilización en torno a la Salud Mental, que hablen en positivo y con un lenguaje inclusivo y respetuoso, principalmente en el mundo rural, que es donde más estigma sigue existiendo hacia las personas con Problemas de Salud Mental y sus familias.

Y, por último, también creemos que es necesario que existan más campañas de información, que se creen protocolos de actuación para detectar las conductas autolíticas, esencialmente en el ámbito de la educación, y que se doten los recursos necesarios para poder atender los posibles casos y que no tengan un final no deseado por no ser atendidos a tiempo en la Sanidad Pública por falta de recursos en Salud Mental.

 

         OPINIONES sobre ¿qué significa como familiares participar en un GAM FAMILIAS y que conocimientos nos llevamos de nuestra experiencia? (Para preservar la intimidad hemos asignado seudónimos).

María J: “Para mí el GAM es un espacio de desahogo y apoyo, en el que compartimos experiencias, de las buenas aprendemos y de las malas tratamos de gestionarlas adquiriendo conocimientos. Todos los miembros unidos por una enfermedad “la mental”. Este grupo es una terapia colectiva que nos ayuda emocionalmente con la enfermedad y con nosotros mismos. Desde mi más profundo agradecimiento, es para mí un privilegio formar parte de él”.

Isabel: “¿De qué me ha servido el GAM? A mí las reuniones del Grupo de Familias me han servido mucho porque he aprendido a encontrar serenidad para estar bien conmigo misma y a saber manejar de la mejor manera posible situaciones de crisis de mi familiar y sobre todo a darme cuenta de que no estoy sola, que hay mucha gente que necesita la misma ayuda que yo y, de cada tema vamos aprendiendo diversas maneras de mejorar y hacer las cosas de la mejor manera posible”.

Azucena: Estoy de acuerdo con todo lo expresado anterior mente. Siento que somos el motor de las personas con problemas de salud mental en muchas ocasiones de su vida, sobre todo en las que por la sintomatología están más bloqueados, o el malestar les impide poder tomar decisiones”.

Rosa: “Llevo poco tiempo en la asociación, pero una terapia es necesaria tanto para las personas con enfermedad mental como para los familiares. Les entendemos mejor a través de estos grupos, y para nosotras es un punto de desahogo, comprensión mutua y espacio de libertad. Aquí no me siento juzgada”. 

Margarita: “Hay que seguir haciendo hincapié en las campañas de sensibilización, sobre todo para un tema muy preocupante: el suicidio. No se habla de ello como se debería, no hay un plan de los gobiernos para prevenirlo o frenarlo”.

Begoña: “Como familiar me preocupa que mi hijo no tenga un buen futuro si no estoy. Hay falta de recursos para esto, quizás también sea un miedo que tengo que aprender a trabajar”.

Montaña: “Para mí fue y sigue siendo todo un acierto participar en el GAM FAMILIAS; me ha ayudado a poder entender mejor a mi familiar, a cuidarme a mí misma, a gestionar mis emociones y, sobre todo a conocer el entorno de la Salud Mental. Personalmente es una suerte poder contar con este programa de apoyo que ofrece la Asociación”. También, quiero añadir una preocupación que no hemos mencionado anteriormente, y es que hay enfermedades o síndromes menos comunes (las/os denominadas/os “raras/os”) que con el tiempo pueden llegar a desencadenar un problema de salud mental o en ocasiones viene aparejado con el síndrome o enfermedad y muchas veces no se detecta a tiempo, con las consecuencias que puede originar para la persona y su familia”.

 

PARTICIPANTES GAM FAMILIAS

 

Resistiré

¿En qué punto vital estamos? ¿Cómo nos afecta esta situación? ¿Qué estamos aprendiendo?

La crisis sanitaria del coronavirus y la medida de confinamiento en casa son factores que marcarán un antes y un después en nuestra vidas.  Esta situación excepcional nos ha roto parte de las rutinas, amenazando nuestra vida física, pero también la estabilidad psicológica, social, política y económica.

La adaptación a la nueva situación requiere un esfuerzo extra por nuestra parte. Los cambios suponen un estrés añadido para todas las personas, pero podemos plantearnos algunas pautas de cuidado para prevenir la alteración del estado de ánimo y los conflictos con las personas con las que vivimos:

Expresar las emociones: en esta situación excepcional y novedosa, nos están surgiendo diferentes emociones con una raíz común: el miedo y la tristeza. Todas las emociones son adaptativas y nos ayudan a vivir; en este caso, es bueno darlas un sentido cuando aparecen para comprenderlas mejor.

La tristeza nos hace siempre valorar lo que tenemos o teníamos, y ahora echamos en falta. Además nos hace encontrarnos con nosotros mismos y reflexionar; y por otro lado, nos invita a compartir lo que sentimos con los de alrededor y acercarnos a ellos pidiendo cariño.

Por otro lado, la emoción que más nos une en estos momentos es el miedo. ¿Y para que nos puede servir? El miedo nos empuja a la prevención y protección, nos ayuda en estos momentos a seguir las medidas recomendadas, y probablemente si no le sintiéramos, nuestra conducta sería mucho más inconsciente y peligrosa. El miedo en sí mismo es positivo, nos ayuda a alejarnos de un suceso para el cual todavía no estamos preparados.

Mantener una rutina diaria: es importante no variar nuestros horarios de sueño y comidas a lo largo que pasan los días. Esto nos ayudará a conciliar mejor el sueño, y a controlar mejor nuestras emociones, entre otros beneficios.

Evitar la sobre información: ya que aunque sea necesario saber de la actualidad, el exceso de contenidos nos lleva a no saber diferenciar los datos veraces y a caer en un laberinto de noticias negativas. Todo ello puede generarnos sentimientos profundos de angustia.

Comunicarnos: con las personas de nuestro entorno, familiares, amistades, vecinos. Estar aislados no significa estar solos,  y podemos hablar de muchas maneras con todos los avances tecnológicos que hay. Incluso si no les tenemos, las 20 horas es un buen momento para saludarnos de balcón a balcón y ver como estamos todos unidos ante esta situación.

Cuidarnos: no significa cuidar de otros, estamos hablando en esta ocasión de nosotros. La persona más importante de nuestra vida somos nosotros mismos aunque nos rodeen otros muchos allegados. Busquemos tareas que antes no teníamos tiempo de disfrutar, aquí cada uno esconde sus pequeños placeres: tocar un instrumento musical, leer una novela, elaborar una rica receta, coser unos bordados, sacar a la luz nuestra creatividad diseñando alguna manualidad, adentrarnos en un puzle o divertirnos con juegos de mesa. No todo tiene por qué ser “hacer cosas”, también podemos descansar en el sofá el tiempo que nos pida el cuerpo, eso es cuidarnos con relajación.

Practicar ejercicio y estirar un poquito las piernas: trata de buscar cada día, un momento dedicado a realizar actividad física. En internet hay muchos materiales, pero si no lo tenemos a nuestro alcance, podemos pasear por casa moviendo brazos y piernas a su vez. La falta de movimiento puede interferir en nuestra higiene del sueño y en nuestro estado anímico.

Disfrutar las rutinas laborales: para los que siguen acudiendo a su puesto de trabajo, para los que teletrabajan o para los que trabajan siempre en sus tareas domésticas, es importante no perderlas de vista y reforzarnos por seguir desarrollándolas. Somos muy útiles y productivos en esta situación de corresponsabilidad social.

Para quienes conviven con otras personas, es importante mantener ciertas normas, repartos de tareas y regulación en los horarios. Crear rincones en la casa para las diferentes actividades, nos ayuda a no caer en el malestar de estar siempre en el mismo lugar. Se pueden diferenciar también espacios individuales y espacios comunes. Por último, es vital procurar llevar una comunicación saludable: escuchando, intentando respetar los turnos de palabra, expresando nuestras emociones y pensamientos y tomando decisiones consensuadas.

En esto momentos, hay que tener presente que esta situación es temporal,  es una carrera con salida y meta, en la cual vamos a aprender muchas cosas. Nos llevaremos nuevos principios y valores morales, o afianzaremos los que ya teníamos. Porque sí, hasta de las situaciones difíciles se puede sacar algo bueno. Pongamos el foco en el vaso medio lleno.

Desde la gran familia que formamos Salud Mental Aranda, te mandamos toda nuestra fuerza y cariño.

Todo va a salir bien

¡Resistiremos!

Fdo. Alba Ortiz Juez

Psicóloga de Salud Mental Aranda