LA IMPORTANCIA DE PEDIR AYUDA

 

En el año en el que la salud mental está en boca de todos, consideré oportuno formar parte de Salud Mental Aranda como voluntario y ver la realidad de aquellas personas que tienen la valentía de pedir apoyo psicológico.

 

Todas las personas hemos pasado por diferentes alteraciones físicas que nos han llevado al médico. Sin embargo, pese a que la gran mayoría también hemos tenido momentos en los que nuestra salud mental se ha visto mermada por diferentes causas, algunos no hemos sido lo suficientemente “valientes” como para pedir ayuda.

 

El mero hecho de pedir ayuda externa supone mostrar una vulnerabilidad que todos tenemos pero no queremos demostrar a los demás, es por eso por lo que etiqueto como valientes a quién acude a organizaciones como Salud Mental.

 

La salud mental engloba aspectos muy variados (cognitivos, emocionales, sociales,…) y no tenemos por qué conocerlos todos con exactitud. Entonces, ¿por qué en ocasiones tratamos de sobreponernos nosotros solos a problemas que desconocemos? Quizás la respuesta a esta pregunta esté relacionada con la creencia popular de que debemos de ser fuertes siempre ya que la “debilidad” es algo negativo.

 

La debilidad es una muestra de humanidad, ya que todos contamos con virtudes y defectos. El objetivo final de pedir ayuda a otras personas es poder unir las virtudes, conocimientos y experiencias de estas para hacer frente a nuestros problemas.

 

Considero que no es más inteligente el que más aguanta los golpes, sino el que pide ayuda para aprender a gestionarlos.

 

Fdo. Carlos del Álamo Pérez.

Despedida sin abrazos

Han pasado muchos meses, casi un año, cuando nos recomendaron y nos siguen recomendando, que guardemos una distancia sanitaria o de seguridad, entre no convivientes, entre personas que vivimos en distintos hogares, aunque seamos familia. A su vez, también nos recomendaron otras muchas medidas para protegernos y proteger a los demás, sobre todo a los nuestros.

Hemos aprendido a sonreír con la mirada, a saludarnos con el codo, luego nos dijeron que mejor no, que nos saludásemos con la mano en el corazón; a consolarnos o despedirnos con abrazos en la distancia cruzando nuestros brazos hacia el pecho; pero ¿hemos aprendido a dar nuestro último adiós a un ser querido sin abrazos?

Cuando se va un ser querido, no estamos preparados para su despedida, aunque sepamos que por alguna circunstancia tarde o temprano ya no estará con nosotros, pero, sobre todo, para lo que nunca estamos preparados, por muchos consejos que nos den, es para dar el último adiós a una persona sin abrazos y, esta situación, está afectando a la Salud Mental de muchas familias.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) ya advirtió hace tiempo que la Pandemia Mundial afectará a la Salud Mental de toda población, por muy diversas situaciones.

También el Movimiento Asociativo de Salud Mental España, tanto desde Confederación Salud Mental España, como desde Federación Salud Mental Castilla y León, por supuesto desde Salud Mental Aranda y desde todas las Asociaciones que forman parte de este movimiento, están notando un amplio incremento de personas con problemas de Salud Mental derivados o a consecuencia de la Pandemia que estamos sufriendo.

A su vez, son muchos los psicólogos que reiteran esto y nos están avisando, que el tener que despedir a nuestros seres queridos, con normas, sin abrazos, el no poder acudir a funerales, entierros, ritos… son factores que pueden aumentar el sentimiento de impotencia, desesperanza, y añaden más dolor a estas pérdidas, que se caracteriza por una vivencia de saturación psicológica y emocional, y por un gran sentimiento de indefensión, pues la despedida y el acompañamiento en la pérdida de un ser querido, que tanto facilita el proceso de duelo, no pueden verse realizados en estos momentos de Pandemia.

Tristemente, hace poco, mi familia ha experimentado esa carga emocional, perdimos a una persona querida, como le está sucediendo a demasiadas familias. Aunque no fue por este “bichito”, como ha ocurrido en muchas otras familias, pues los fallecimientos se siguen produciendo por diversos motivos; cuando sufres esta situación te das cuenta realmente lo mal que lo han pasado y lo siguen pasando varias familias a lo largo de toda esta Pandemia. Al dolor de despedir a un familiar, se añade, sobre todo, la rabia, la ira, la frustración, la desolación de querer y no poder dar un abrazo, un beso, un simple apretón de manos, de consolar a los tuyos, y lo peor de todo, el sentimiento de soledad que te invade. Es una experiencia muy dura y difícil de gestionar. Ves como gran parte de la familia no puede venir, otra parte elige entre velatorio o entierro, por responsabilidad y por no exponerse, ni exponer a los demás al “bichito”.

Llegado el momento de la última despedida, metes las manos en los bolsillos, apretando los puños fuertemente para soltar esa tensión acumulada, aprietas los dientes bajo la mascarilla para que no se escape ese llanto, ese sollozo de dolor que tienes atrapado en la garganta, a su vez, cierras los ojos fuertemente, ocultos tras unas grandes gafas de sol, para intentar que no se escapen las lágrimas contenidas. Sientes una sensación extraña, con una gran mezcla de emociones, que por unos instantes no sabes sí realmente estas allí o todo forma parte de un mal sueño, es como si estuvieras en “off”.

Te preguntas: ¿Cómo puede gestionar una persona todo este cumulo de emociones y sentimientos?

Los psicólogos recomiendan que para superar estas experiencias y que no afecten demasiado a nuestra Salud Mental, sería bueno que cuando pasase la Pandemia, hiciéramos una despedida como hubiésemos querido. Y hasta que pase la Pandemia, para superar el duelo, nos recomienda no guardarnos las emociones, los sentimientos, que los compartamos con la familia, amigos, ya sea a través de una llamada o a través de una pantalla, que no nos aislemos, y, en caso necesario pedir ayuda profesional.

En mi caso, formar parte del Movimiento Asociativo de Salud Mental, concretamente ser miembro de Salud Mental Aranda, en estos momentos, me está sirviendo de gran ayuda, pues en la Asociación, todos los participantes, contamos con un gran equipo de profesionales que nos enseña, nos da pautas y nos ayuda a gestionar las emociones, en los diversos talleres y actividades que realizamos y, sí lo necesitamos, tenemos el apoyo de nuestra psicóloga.

 

Termino con una pregunta que llevo un tiempo oyendo en diferentes medios de comunicación y que también he escuchado, recientemente, al Director General de la OMS: “¿Quizás nos estamos acostumbrando a oír todos los días una cifra de fallecidos y no pensamos que detrás de cada número hay una persona con nombre y apellidos, y detrás de cada persona se queda una familia rota?

Puede que sea cierto, que nos estemos acostumbrando a oír todos los días cifras y no prestemos atención, quizás debido al cansancio “pandémico” que vamos acumulando, pero  debemos pensar que para dejar de escuchar estas cifras y disminuir los contagios de este “bichito”, en gran parte, depende del comportamiento de todas y todos, de nuestra responsabilidad, de nuestra pequeña aportación para contribuir a frenar esta situación, para que cuanto antes ninguna familia, ya sea por la Pandemia o por otras circunstancias, tenga que pasar por la dura situación de despedir de un ser querido sin abrazos.

Un fuerte abrazo (virtual) y en la distancia a todas las familias que durante esta Pandemia han perdido a un familiar, a un ser querido, a un amigo, y han tenido que darles su último adiós sin un abrazo.

 

MendyLuna

 

El lado bueno de las cosas

El 2020 ha sido un año que se va a quedar guardado en nuestra memoria para siempre. Un año en el que ocurrió lo que jamás imaginamos, una pandemia mundial con la que continuamos viviendo y que por desgracia parece que todavía vamos a vivir durante un tiempo.

Pero este año no ha sido todo negativo, o al menos para la Asociación Salud Mental Aranda no ha sido así, ya que este año hemos celebrado nuestro 20 aniversario. Y aunque no lo hemos festejado como lo teníamos planeado, ha sido un placer poder compartir con todos vosotros esta celebración a través de las redes sociales.

Gracias técnicos!!! Porque pese a las circunstancias no habéis perdido la ilusión, por vuestra capacidad de reinventaros, de ver el lado positivo a esta situación, de seguir como siempre al pie del cañón, y aunque lo digo siempre, de demostrar que el coronavirus no nos para!!

Gracias a todos los colaboradores que nos han felicitado!!! Gracias de corazón, por querer formar parte de esta celebración, por sacar un hueco para grabar ese vídeo de felicitación, por vuestras palabras, canciones, y cariño que nos habéis hecho llegar. (Mención especial a todos los que nos acompañasteis en la celebración del Día Mundial de la Salud Mental. Gracias!!!)

Gracias Junta Directiva!!! Por darnos vuestro apoyo en todas las nuevas ideas que iban surgiendo, por reconocer el esfuerzo y motivarnos a dar lo mejor de nosotros mismos.

Gracias Participantes!!! Por seguir contando con nosotros, por compartir vuestras experiencias, y por apostar por la nueva normalidad, asistir a los talleres y hacernos propuestas de otros nuevos.

Y de repente llega diciembre y toca hacer balance, y una frase de la película El lado bueno de las cosas vuelve a mi mente “estoy convencido de ello, tienes que hacer todo lo que puedes y esforzarte al máximo; y si mantienes el optimismo siempre te quedará el lado bueno de las cosas”; y de verdad lo creo, porque si algo nos han enseñado este 2020, es que nada nos para, que somos un equipo unido frente a cualquier adversidad, pero sobre todo, que no solo somos compañeros de trabajo somos familia.

      

      

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fdo.: Celia Mínguez Sebastián

Community Manager

“SALUD MENTAL Y BIENESTAR, UNA PRIORIDAD GLOBAL”

El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemoró por primera vez en 1992 por la Federación Mundial de la Salud Mental. Desde entonces la Organización Mundial de la Salud (OMS) se une a ésta celebración y apoya la iniciativa. Cada año, desde la Confederación Salud Mental España, se elige un lema a través de votación popular en redes sociales, y que es el mensaje que se lanza a la sociedad.

Este año 2020 pasará a la historia por la pandemia mundial generada por el Coronavirus, y las consecuencias catastróficas que está generando y las que llegarán. A las miles de personas que están falleciendo y que no olvidemos es lo más grave, hay que sumar la crisis social, sanitaria y económica que estamos viviendo.

Ésta crisis ha puesto en evidencia la precaria situación de la sanidad en materia de salud mental, y por lo tanto pondremos el foco en las necesidades que existen y cómo podemos mejorar. Si queremos que ésta tendencia cambie, habrá que hacer algo, y por lo tanto desde Salud Mental Aranda, nos unimos a las reivindicaciones que expresa nuestra Confederación Salud Mental España, exigiendo a las administraciones a que “prioricen inversiones en materia de sanidad, educación, empleo y colectivos vulnerables”

No nos cansamos de repetir, que “según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cuatro personas en el mundo ha tenido, tiene o tendrá un problema de salud mental a lo largo de su vida, y que los trastornos mentales serán la primera causa de discapacidad a nivel mundial en el año 2030”

Aportamos aquí la información que ofrece la Confederación Salud Mental España

Escasez de recursos en la atención sociosanitaria

Uno de los principales problemas de la salud mental en España es la precariedad de recursos dentro del ámbito sociosanitario público, que ahora, con la pandemia del COVID-19 se ha hecho más visible que nunca.

Por ejemplo, según el Consejo General de Psicología, España tiene cuatro veces menos profesionales de la Psicología en la sanidad pública que la media europea (4 por 100.000 habitantes frente a los 18 por 100.00 en Europa), e igualmente, en Atención Primaria, puerta de entrada a la atención en salud mental, hay una falta, tanto de profesionales, como de formación específica en salud mental, que no está permitiendo detectar de manera temprana los trastornos mentales y derivar a los recursos comunitarios existentes.

De hecho, la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) y la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN) han denunciado la incertidumbre y el estrés que conllevan las dificultades en la atención médica durante un brote epidémico como el del COVID-19, y han exigido una especial atención a las necesidades de apoyo emocional del personal sanitario.

Salud mental en las aulas: una apuesta por la educación emocional

La infancia es la etapa en la que se inicia el aprendizaje y la socialización, y en ella la escuela tiene un papel protagonista, ya que es el momento de la adquisición, maduración y consolidación de las funciones elementales.

Por esto, es necesario desarrollar estrategias que fomenten un sistema educativo inclusivo y que potencie las habilidades, intereses, necesidades y capacidades de cada niño o niña; que habilite una asignatura de educación emocional en las aulas, para prevenir situaciones de violencia, discriminación o acoso, y fomentar la tolerancia y la aceptación de la diversidad; y que cuente con los de recursos suficientes que permitan, por un lado, prevenir o detectar precozmente cualquier indicio que pueda sugerir la presencia o aparición de un problema de salud mental en los alumnos y alumnas, y por otro, actuar sobre el problema a tiempo.

Empleo y salud mental: un derecho en cuarentena

Las personas con problemas de salud mental se enfrentan a numerosas barreras para su integración laboral debido a prejuicios negativos instaurados socialmente y a una falta de adaptación de los puestos de trabajo. En 2018, últimos datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de desempleo de las personas con un trastorno mental fue de un 82,4%, la más alta de todos los tipos de discapacidad.

La salud mental, invisible en grupos de población vulnerables

Mujeres, población infantil, migrantes o personas sin hogar son algunos de los grupos sociales más vulnerables y sensibles a ver afectada su salud mental.

Las mujeres tienen 3 veces más riesgo de tener depresión y el doble de tener ansiedad, que los hombres y, de aquellas que tienen un trastorno mental, más de un 40% ha sido víctima de violencia sexual en algún momento de su vida, en muchas ocasiones en la infancia.

Según la Encuesta Nacional de Salud, ENSE, de 2017, el 1% de la población infantil tenía problemas de salud mental. Sin embargo, y a pesar de esta prevalencia, en España aún no existe una especialidad en Psiquiatría Infanto-juvenil, que asegure una atención específica y evite la sobremedicación de niños y niñas, que reciben tratamiento a partir de los mismos criterios médicos que se emplean para las personas adultas.

Otro de los grupos vulnerables, cuya salud mental está invisibilizada es la población migrante. Se estima que tiene el doble de riesgo de desarrollar un trastorno mental que el resto de la población, dada la falta de medios materiales y redes de apoyo, que en ocasiones les lleva incluso a una situación de calle, donde los trastornos se agravan aún más.

En España hay unas más de 30.000 personas sin hogar, de las en torno al 50% tiene un problema de salud mental y a las que la pandemia las ha situado en una situación de extrema vulnerabilidad.

 

Éste año no podremos realizar todos los eventos previstos para celebrar “nuestro día», pero si podemos hacer llegar ésta información a la sociedad a través de nuestros canales de información. Quienes trabajamos cada día por cuidar y mejorar la salud mental, queremos que se nos escuche y que se nos tenga en cuenta, que no poner las medidas necesarias ahora, hará que las consecuencias en un futuro sean mucho más graves y costosas.

INVERSIÓN, INVERSIÓN, INVERSIÓN… es lo que hace falta en Salud Mental

¡Feliz Día Mundial de la Salud Mental a tod@s!

 

Fdo. Eva Fernández Aylagas, Directora de Salud Mental Aranda

 VERANO 2020

¿Qué tiene de especial el verano de este año y como estamos pasando las ansiadas y merecidas vacaciones?

Especial no se sí será la palabra adecuada, pero diferente, distinto a cualquier otro verano pasado, sí que lo es. Es un verano, digamos, atípico, pues no se nos tiene que olvidar que seguimos con una pandemia mundial, con un “bichito” que nos está haciendo cambiar nuestros hábitos de vida, tenemos que aprender a convivir con él nos guste o no, pues este verano para poder disfrutar todos y todas tenemos que poner de nuestra parte, ser responsables y seguir los consejos que nos dan las autoridades sanitarias.

Seguramente la población, no toda, se pensó que después de haber estado “confinados” durante 99 días debido a un Estado de Alarma, había que disfrutar del verano y no pensar en la situación que estamos viviendo. Y es que a la vista de cómo está la situación en nuestro país, pienso que hay parte de la población que no se ha tomado en serio que seguimos viviendo con “la Covid-19”.

Estamos empezando el mes de agosto y nuestro país está lleno de “brotes” o “rebrotes”, como lo quieran llamar, y de zonas que han tenido que “confinar”, y da la impresión que a muchas personas les importa “un pimiento”, por no decir otra palabra más fuerte, lo que pasa. Es cierto que la mayoría cumple con las medidas impuestas, pero esto es cosa de todos y todas y sí seguimos así echaremos a perder todo lo conseguido hasta ahora. ¡Que pronto se nos han olvidado los menajes que aparecieron, en nuestras ventanas y balcones durante el Estado de Alarma, junto a los dibujos del arcoíris que pintaron los más pequeños, aquello de: “todo va a salir bien”!. Tengo mis dudas, pues hasta que no nos han obligado a llevar mascarilla, bajo multa, ni caso, y es que en este país hasta que no nos dan en el bolsillo, como que no va con nosotros. ¡¡No cambiamos!!.

Todos y todas tenemos muchas ganas de salir, divertirnos, ir de fiesta, celebrar comidas familiares, etc… o simplemente de descansar o desconectar, pero tenemos que ser responsables porque tenemos mucho que perder y nada que ganar. No sólo la economía del país se nos puede hundir, más de lo que ya está; tenemos que pensar en el personal sanitario al igual que en muchas personas, que acabaron agotados y necesitan reponerse para estar al pie de cañón por lo que pueda venir de cara al otoño, según nos están advirtiendo; pensar también en nuestros mayores, sobre todo los que están en residencias, para que no vuelva a pasar lo mismo, aunque lamentablemente en el algunas zonas del país ya lo están sufriendo; y por supuesto, pensar en muchos colectivos de personas con capacidades diversas, que han tenido que adaptarse, no sin esfuerzo, a esta nueva situación, ha sido un camino duro y difícil el que han recorrido y ahora que van retomando su día a día, no hagamos que por culpa de unos pocos irresponsables todo vuelva a la “casilla de salida”.

Con lo sencillo que es seguir unas simples normas: mascarilla – distancia social – lavado de manos, para que todo salga bien. Sólo con mirar en las redes sociales de nuestra Asociación, Salud Mental Aranda, vemos como nuestros participantes cumplen con todos los protocolos sanitarios para poder seguir con su rutina diaria, tan beneficiosa y necesaria para ellos.

Sí todos y todas cumplimos podremos disfrutar lo que queda de este verano, de las playas, las montañas, los ríos, el monte, de lo que queramos o podamos y digo podamos porque sé que tristemente hay muchas personas que ni siquiera pueden disfrutar debido a la situación económica que sea producido por el “bichito” y si no queremos que esto empeore y volvamos a sufrir lo que hemos pasado, hay que ser responsables y pensar que  simplemente es un verano atípico, solo uno en nuestras vidas, y más vale perder un verano, que perder vidas, por ser irresponsables con nuestro comportamiento, pues esto es cosa de todos y entre todos lo conseguiremos. Sé que la mayoría de la población cumple y aun así se puede coger el “bichito” en un descuido, con eso tenemos que convivir pero siendo responsables podremos hacer que esto se calme. No seamos egoístas y solo pensemos en nosotros, reflexionemos un poco antes de tomar alguna decisión, con un simple esfuerzo mínimo, no sólo nos protegemos a nosotros sino que no ponemos en riesgo a muchas personas, sobre todo a las más cercanas y vulnerables.

Conclusión estamos viviendo un verano diferente y en el cual tenemos que llevar un nuevo accesorio (mascarilla), aunque nos de calor, guardar la llama “distancia social” y lavado de manos, pero como he mencionado antes, si todos cumplimos, será solamente un verano en nuestras vidas, así que a ser responsables, para no asustarnos ante determinados comportamientos que vemos por los distintos medios de comunicación, que no merecen mención. Nos quedaran muchos veranos por disfrutar, como lo hacíamos antes de la “pandemia”, pero si todas y todos cumplimos.

MendyLuna

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DESDE MI VENTANA

Durante los 99 días que duró el “ESTADO DE ALARMA” o “CONFINAMIENTO”, ¿qué he observado desde mi ventana?

El primer día de esta situación que nos tocó vivir, como era domingo, quizás algo de silencio en la calle, sobre todo por la tarde, pues no vi a nadie pasear, ni coches, pero parecido a cualquier domingo de invierno. Fueron pasando los días y entonces sí que  observé un silencio nada habitual, sobre todo durante las semanas más duras. Poco a poco vi como mis vecinos iban arreglando los jardines, podando los setos, cortando el césped, podando los frutales.

Observé como las ventanas y balcones se llenaban de banderas y dibujos de arcoíris. Alguna tarde que otra que me sentaba a tomar un café en mi terraza, veía, a lo lejos, a una persona dando paseos en su terraza y pensaba, “otra persona afortunada como yo,  pues al menos tenemos una terracita donde salir, dar unos pasitos y tomar el sol”.

Cuando miraba hacía la Autovía (A1) vi como solamente pasaban algunos camiones y muy de vez en cuando algún coche, al igual que por la N-122, la carretera que va hacia el polígono industrial, y me invadía una gran tristeza, pensaba: ¿cuándo volverán a verse las carreteras y calles llenas de vehículos?, me daba la impresión de estar en un sueño, sobre todo por ese silencio inusual, que se rompía cada día a las 8 de la tarde, con los aplausos de los vecinos, con los que me emocionaba, sobre todo en los días más difíciles, y alguna lagrimita que otra se me escaba, pues pensaba en las personas que se iban y en la gente que tenía que seguir trabajando y dando todo para vencer a este “Covid-19” y para que el país no se parase del todo.

Un día, durante estos aplausos hubo algo que me llamó la atención, a la derecha de mi terraza hay una residencia de personas mayoras, vi salir a una trabajadora, con la cabeza baja, pensé, ¿cómo habrá sido su jornada?, sobre todo los días en que vi a la UME (Unidad Militar de Emergencias) y los Bomberos de Aranda ir a desinfectar la residencia, y deseaba que todo terminase pronto para que esa persona y muchas otras se pudieran ir a sus casas o donde quisieran como antes de esta “pandemia”.

A lo largo de este tiempo, desde mis ventanas y terraza, he observado muchas cosas, cosas en las que quizás no me había fijado antes o que no apreciaba tanto. He visto como los lilos y los frutales durante la primavera, que se nos escapó, florecían, como esas flores desaparecían y como las flores de los frutales se convertían en frutos, con la llegada del verano.  A lo lejos vi como los páramos iban cambiado de color, como en primavera estaban de un verde que quizás nunca había apreciado, sobre todo con la puesta del sol, pasada la primavera algunos campos se divisan amarillos, campos de cereal, y otros están más verdes, campos de viñedos.

En definitiva, con el paso del tiempo he observado como la naturaleza seguía su ciclo de vida, quizás ajena a lo que las personas estábamos viviendo y sólo podíamos mirar desde nuestras ventanas.

También vi cosas que no me gustaron, sobre todo con las “Fases de Desescalada” y pensaba: “NO, ASÍ NO SALIMOS DE ESTA, QUE ESTO ES COSA DE TODOS”. En fin, no merece la pena mencionarlo ahora que ya podemos disfrutar, dentro de unas normas sanitarias, de las cosas que durante muchos días observamos desde nuestras ventanas.

Ahora que ya estamos inmersos en esta llamada “nueva normalidad” y veo que las calles están llenas de personas paseando, de coches circulando, lo que pienso, sentada en mi terraza, es que ojala nunca más volvamos a escuchar ese “silencio extraño” en nuestras calles, que toda la población sea responsable para no volver a ver pasar las estaciones del año desde nuestras ventanas, como el otoño con sus ocres y demás colores que nos alegran la vista. Y sobre todo que podamos disfrutar, en plena naturaleza, de esos arcoíris, que llenaron muchas ventanas, que cuando los miremos nos acordemos de lo que ha vivido nuestra sociedad, que permanezcan en nuestra memoria y no se nos olvide lo duro que puede llegar a ser ver pasar la vida desde una ventana.

 

MendyLuna

 

 

REFLEXIONEANDO…

Desde mi ventana no  podía saber si el mundo cambiaría para siempre o si después de toda esta situación, las cosas seguirían más o menos parecidas, Pero sí sé que este virus nos estaba dando la oportunidad de mirar nuestra vida de una forma diferente.

 

Tal vez después de esta situación, comprendamos más al resto de personas.  Tal vez ya no nos olvidaremos de lo que nos aporta el resto, de lo que vale un beso, de lo que nos hace sentir un abrazo, lo que vale poder estar cerca de la gente que nos acompaña en el día a día…

Tal vez ahora que hemos tenido tiempo para reflexionar, nos damos cuenta de lo que somos capaces de hacer y de dónde están nuestros propios límites.  (Sigo opinando que están mucho más lejos de lo que nosotros creemos)

 

Como desde mi ventana no  podía ver todo el mundo, decidí mirar desde las ventanas de Amapola, Menta y Espliego a través de los ojos de sus participantes y estas reflexiones son las que hacen que me dé cuenta de que no deberíamos olvidarnos nunca de lo que nos hace ser personas… independientemente de la situación que nos rodeé o de las circunstancias que nos toquen vivir.

Celia G.

REFLEXIONES DESDE LAS VENTANAS DE AMAPOLA…

En Amapola la música nos ha estado acompañando durante todo el confinamiento, nos ha servido para relajarnos, reflexionar, conectar con nosotras mismas, para pasar ratos divertidos e incluso para hacer un karaoke.

Por eso desde Amapola queremos compartir una canción con vosotros. Para que os sirva de inspiración, refugio, relax, desconexión… para que la disfrutéis solos o en compañía.

Y para que veáis que a pesar de las circunstancias según como lo miremos todo puede ser… BONITO.

 

https://www.youtube.com/watch?v=BRTpdxUoJv4

 

Bonito

Todo me parece bonito.

Bonita mañana, bonito lugar.

Bonita la cama, qué bien se ve el mar.

 

Bonito es el día

que acaba de empezar.

Bonita la vida…

Respira, respira, respira

 

Bonita la paz, bonita la vida

Bonito volver a nacer cada día

Bonita la verdad cuando no suena a mentira

Bonita la amistad, bonita la risa

 

Bonita la gente cuando hay calidad

Bonita la gente que no se arrepiente

Que gana y que pierde, que habla y no miente

Bonita la gente, por eso yo digo

 

Bonito

Todo me parece bonito

Bonito

Todo me parece bonito…

 

Begoña, Elena y Pilar.

 

REFLEXIONES DESDE LAS VENTANAS DE ESPLIEGO…

En un abrir y cerrar de ojos todo puede cambiar. Nos cierran las fronteras, los hospitales se saturan, nos limitan salir a las calles y el miedo  se nota en el ambiente. Mientras esto va sucediendo, nos damos cuenta que echamos de menos esas pequeñas cosas que muchas veces durante nuestras rutinas diarias dejamos de lado, todas esas cosas a las que antes no les dábamos importancia.

El coronavirus nos ha traído algunos cambios radicales en nuestra vida en un plazo muy corto de tiempo pero en Espliego eso no nos ha frenado y hemos estado reflexionando y buscando lo positivo, lo que nos ha hecho sentir agusto durante el confinamiento, lo que hemos aprendido  y con lo que de verdad nos queremos quedar.

Estas son algunas de las reflexiones que Marcelino, Francisco, Víctor y Alfonso han querido compartir con nosotros:

 

Más unión en general; sobre todo con mi familia. He  añadido a mi vida otra experiencia y ésta me ha hecho tener más ganas de vivir. 

En ocasiones reflexiono y me sorprende lo bien que he sabido llevarlo.

Mis hermanos me han estado llamando todos los días y eso,  me ha hecho sentir bien.

He aprendido a buscar tiempo para mí, a hacer cosas que realmente me gustan Al pasar más tiempo juntos, el compañerismo se ha visto reforzado.

Alfonso, Francisco, Marcelino y Víctor.

FAMILIAS EN “CONFINAMIENTO” ¿Somos Todas “Iguales”?

Desde que se decretó en nuestro país el “Estado de Alarma”, aquel 15 de marzo de 2020, cuando nuestras vidas cambiaron por completo, cuando nos tuvimos que quedar en casa y las familias tuvimos que acostumbrarnos a pasar las 24 horas del día juntos, sin poder salir a la calle, sólo para lo imprescindible. En los distintos medios de comunicación y redes sociales hemos visto imágenes, escuchado situaciones y circunstancias de cómo lo estaban pasando muchas familias, unas con menores en casa y teletrabajando, otras que tristemente habían perdido algún familiar y no se habían podido de despedir de él, otras contándonos la preocupación por el familiar que está en una residencia de mayores, en fin, infinidad de situaciones, pero ¿cómo hemos vivido el “Estado de Alarma” las Familias con algún familiar con Capacidades Diferentes?

Estas familias, al igual que el resto, hemos tenido que adaptarnos a la situación, reinventarnos, pero con la característica de tener un miembro de nuestra familia con Capacidades Diferentes. Nos invadió el miedo, la preocupación, la incertidumbre por cómo íbamos a afrontar esta situación, imagino que como muchas otras familias, pero con una particularidad: Las familias que conviven con un familiar con Capacidades Diferentes tuvieron que hacer un gran esfuerzo para hacerles entender lo que estaba pasando, pues sus centros ocupacionales se cerraron, se rompió su rutina diaria, tan beneficiosa y necesaria para ellos. Otras cuyo familiar se quedó en el Centro Residencial, Vivienda Tutelada o Supervisada donde vive, tuvieron que adaptarse a tener contacto solamente por teléfono o a través de videollamada. Otras cuyo familiar estaba en casa ese fin de semana y no pudo regresar a su Centro Residencial o Vivienda, han tenido que aprender a convivir las 24 horas con él y no sin dificultades. Otras con más angustia al saber que su familiar ha tendido que  ir trabajar, al considerarle personal imprescindible, pues muchas personas de este colectivo, trabajan en el servicio de limpieza. También preocupadas porque en algún Centro Residencial, tristemente, ha fallecido algún residente por este bichito llamado COVID-19. En fin, multitud de situaciones vividas y de las cuales NO se ha hablado, no hemos sido noticia, quizás algún medio local, ¿por qué?, la respuesta puede que sea otra pregunta: “¿quizás seguimos siendo invisibles para la sociedad?”. NO, al menos eso creo, espero  y deseo. Aunque sí  se habló de estas familias, fue durante la primera semana del confinamiento cuando algunas personas no entendieron que determinados colectivos tenían permisos especiales para lo que se llamó “paseos terapéuticos” y lamentablemente empezaron a increparles desde las ventanas o balcones. Por esos tristes sucesos sí fuimos noticia, que pena.

Ahora, que ya ha finalizado el “Estado de Alarma” y estamos en la llamada “nueva normalidad”, oímos hablar de cómo va a ser la vuelta al cole de nuestros peques, a la universidad, de planes para los distintos sectores industriales y empresariales, reapertura de las residencias de mayores,…., como familiar de personas con capacidades diferentes, me pregunto: ¿cuándo se va a mencionar como va a ser la reapertura de los centros, de las residencias de estos colectivos? Las Gerencias de Servicios Sociales de cada Comunidad Autónoma van dando indicaciones, pero seguimos sin aparecer en los medios de comunicación, en alguno local sí nos han tenido en cuenta, pero a nivel nacional, ¿permanecemos ocultos “debajo de la alfombra”? o ¿en ese cajón que nadie lo abre?, con el paso del tiempo lo veremos.

Lo que sé es que el Colectivo de Capacidades Diversas somos parte de la sociedad. En esta pandemia que seguimos viviendo, se nos considera “personal vulnerable” pero da la impresión que no se acuerdan de nosotros, que no somos noticia, a pesar de haber vivido también situaciones muy complicadas. Como familiar, no pido que se nos dé un trato especial, solamente que se nos tenga en cuenta, que de vez en cuando se acuerden de nosotros, nos mencionen en los distintos medios y sobre todo que nos escuchen; mientras tanto las familias, desde nuestras asociaciones seguiremos poniendo nuestro granito de arena para dar voz a nuestros movimientos asociativos, para hacernos más visibles y para lograr que se rompa la todavía estigmatización que existe hacía los colectivos de Capacidades Diversas.

Afortunadamente, estas familias, como he mencionado, tenemos a nuestras asociaciones que se han preocupado por nosotros siempre y ahora con más dedicación, como es el caso del Movimiento Asociativo al que pertenezco, Salud Mental. Desde el primer momento, del confinamiento también han estado pendientes de las familias, tanto desde Confederación Salud Mental España, como desde Federación Salud Mental Castilla y León, y  por supuesto desde la Asociación Salud Mental Aranda, a través de las redes sociales y otros medios, no han parado de darnos información para afrontar lo que está pasando.

Las familias de Salud Mental Aranda, hemos tenido y seguimos teniendo todo el apoyo necesario de nuestra asociación. Los profesionales se han organizado para estar en contacto con todas las familias. Cada familiar tenemos un profesional de referencia, que se encarga de llamarnos una vez a la semana, y si alguien necesita más atención se le presta. Nuestro profesional de referencia no se ha limitado a preguntarnos: ¿qué tal estas?, ¿cómo llevas la situación?, se ha convertido en un apoyo esencial y muy beneficioso, pues es la persona con la que compartimos nuestras incertidumbres y preocupaciones, quien se ha encargado de saber cómo está la situación en nuestro hogar debido al confinamiento, quién nos aconseja, nos tranquiliza, en definitiva, quién nos escucha pacientemente. Y por supuesto, también tenemos el apoyo de nuestra psicóloga, que en todo momento ha estado y esta  pendiente de las familias. A su vez, algunas familias, que compartimos diversas actividades en la asociación, hemos estado en contacto, sobre todo las que formamos parte del GAM Familias, (GAM, son las iniciales de Grupo de Ayuda Mutua). Es un grupo donde se comparten experiencias, donde aprendemos a cuidarnos, a empoderarnos, a seguir pautas para la mejor relación con nuestro familiar, etc. y guiado por nuestra psicóloga. Este grupo también ha tenido que reinventarse, poco a poco hemos conseguido seguir reuniéndonos, en nuestro horario habitual, a través de las nuevas plataformas digitales, no sin esfuerzo, pues todas las personas no estamos igual de familiarizadas con las nuevas tecnologías, pero con un poco de ayuda y colaboración entre todos, lo hemos conseguido. En las reuniones no estamos todos, pero cada día somos más, a veces fallan las conexiones, otras el audio, el video, pero seguimos intentándolo pues en estos momentos es cuando más necesitamos apoyarnos entre nosotros.

Por último, quiero enviar una GRAN FELICITACIÓN, en el 20 Aniversario de Salud Mental Aranda, a toda la Gran Familia de la Asociación, formamos un equipo  maravilloso y tod@s junt@s seguiremos poniendo voz a la Salud Mental en Aranda y en el entorno rural.

Saludos (virtuales) – Hasta Pronto

MendyLuna