En el año en el que la salud mental está en boca de todos, consideré oportuno formar parte de Salud Mental Aranda como voluntario y ver la realidad de aquellas personas que tienen la valentía de pedir apoyo psicológico.
Todas las personas hemos pasado por diferentes alteraciones físicas que nos han llevado al médico. Sin embargo, pese a que la gran mayoría también hemos tenido momentos en los que nuestra salud mental se ha visto mermada por diferentes causas, algunos no hemos sido lo suficientemente “valientes” como para pedir ayuda.
El mero hecho de pedir ayuda externa supone mostrar una vulnerabilidad que todos tenemos pero no queremos demostrar a los demás, es por eso por lo que etiqueto como valientes a quién acude a organizaciones como Salud Mental.
La salud mental engloba aspectos muy variados (cognitivos, emocionales, sociales,…) y no tenemos por qué conocerlos todos con exactitud. Entonces, ¿por qué en ocasiones tratamos de sobreponernos nosotros solos a problemas que desconocemos? Quizás la respuesta a esta pregunta esté relacionada con la creencia popular de que debemos de ser fuertes siempre ya que la “debilidad” es algo negativo.
La debilidad es una muestra de humanidad, ya que todos contamos con virtudes y defectos. El objetivo final de pedir ayuda a otras personas es poder unir las virtudes, conocimientos y experiencias de estas para hacer frente a nuestros problemas.
Considero que no es más inteligente el que más aguanta los golpes, sino el que pide ayuda para aprender a gestionarlos.
Fdo. Carlos del Álamo Pérez.