Viaje de placer

Yo españolito de a pie, de 70 otoños, de un pueblo de al lado de Aranda llamado Fresnillo, he hecho un viaje sin conocer a nadie, os hago un adelanto, en la foto me encuentro en Central Park. Pertenezco desde hace 15 años a la asociación de Salud Mental Aranda cómo participante de ella, y ahora os contaré algo más sobre esta aventura. 

Este viaje comenzó el sábado 10 de mayo, cuando embarqué en un vuelo desde el aeropuerto de Barajas directo a Nueva York. Durante el vuelo, tuve la suerte de coincidir con personas maravillosas, entre ellas, una de las azafatas y algún que otro compañero de viaje. Cuando llegué al aeropuerto de Nueva York, me mandaron un mensaje al móvil, diciéndome que me esperaba en la puerta de salida del aeropuerto, entonces, una de las 4 personas que viajaban en el mismo avión y que venían de canarias, al ver el mensaje que me había enviado la persona que estaba esperándome, me preguntaron si yo era Alberto, y en ese momento me sentí muy bien, y muy seguro, ‘’me resolvieron la papeleta’’. Acto seguido, fuimos juntos, y nos llevaron al hotel, aunque teníamos hoteles diferentes.  

Algo que me resulto curioso, fue el cambio de horario, ya que hay 6 horas de diferencia entre Nueva York y España.  

Tanto los hoteles, cómo el autobús que usábamos para desplazarnos, y los aeropuertos tenían Wifi. 

Durante mi primer día en Estados Unidos, pude conocer a mis compañeros de viaje, y tuve la gran suerte de cruzarme con 25 bellísimas personas, las cuales se convirtieron en mi familia durante mi estancia en los Estados Unidos. Este día, nos llevaron en un furgón a recorrer Manhattan y a ver Central Park, por la tarde, tuve la suerte de poder pasear durante 3 horas disfrutando de la ciudad y de mí mismo, esto en parte, fue gracias a las diferentes personas que sabían español a las cuales pregunté para no perderme.  

El lunes fuimos los 25 al New England también vimos Connecticut, Massachusetts y al llegar a Boston hicimos un tour panorámico incluyendo la Universidad de Harvard.  

El martes terminamos de visitar Boston, visitamos alguna ciudad pintoresca, además, pusimos rumbo a Albany, una ciudad preciosa pero no muy grande. 

El miércoles nos montamos en el autobús para poner rumbo a las Cataratas del Niágara, que se encuentran en el Sureste de Canadá, una vez allí, hicimos un precioso crucero de 20 minutos. Al lado de las cataratas había un edificio en forma de pirulí, dónde comimos y pudimos disfrutar de las preciosas vistas panorámicas de las Cataratas del Niagara.  

Foto de las cataratas del Niágara

El jueves, pusimos rumbo a Washington DC, recorriendo así 686km. Durante el viaje, paramos en un pequeño pueblito llamado Amish, dónde pudimos ver que vivían de forma ecológica, sin luz, ni teléfono, ni televisión. 

El viernes, visitamos Washington DC, y pudimos ver la casa blanca, dónde vive el actual presidente de Estados Unidos. También pudimos visitar el monumento al presidente Washington, quien en su honor se puso el nombre a la ciudad. Además, vimos un cementerio muy famoso de allí, dónde se encontraban algunos de los personajes importantes de la historia de Estados Unidos. Por último, visitamos el capitolio. Durante la tarde, pudimos entrar a algunos de los museos gratuitos de la ciudad, y vimos también el monumento que honra a Martin Luther King. Añadiré, que nos sorprendió un gran tifón y tuvimos que quedarnos dentro del autobús durante 20 minutos, nunca había visto llover de esa manera, y con esa fuerza. 

El sábado pusimos rumbo a Philadelphia, el origen de Estados Unidos, vimos la campana de la libertad, y el salón de la independencia, dónde se redactó la constitución de Estados Unidos. Este fue el último viaje que hicimos los 25 juntos, ya que ese mismo día, cuando volvimos a Nueva York, nos separamos.  

El domingo, algunos de nosotros hicimos un tour por la ciudad de Nueva York, y vimos la comunidad ortodoxo-judía, me sorprendieron mucho algunos de los datos que nos contó el guía, cómo, por ejemplo, que los hombres casados siempre llevan barba, y todas las mujeres llevan peluca, además, tienen todas las familias entre 7 y 8 hijos. 

Cómo conclusión, creo que este viaje me ha enseñado mucho. He aprendido mucha historia, he escuchado, he respetado a las personas que me acompañaban, he disfrutado mucho de mis compañeros y también de mí mismo. He aprendido a separarme un poco del móvil, y a disfrutar del momento presente. He sido muy valiente y he perdido los miedos que me rondaban antes de embarcarme en esta aventura. Además, quiero dar las gracias a la psicóloga de la asociación, a mi profesional de referencia, a la auxiliar administrativa de mi pueblo, y por último, al conductor y a la guía que nos acompañaron durante todo el viaje, lo hicieron muchísimo más fácil.  

Permítete vivir, y disfrutar de las cosas que tienes a tu alcance, saboréalas y disfruta del momento presente.  

 

Fdo. Alberto Blanco Platel. 

CABALLO DE TRES TIERRAS 

Un viernes de verano en tierras de Luzaria entre prados y montañas nacía yo. Un caballo de espíritu libre y rebelde. Desde potrillo corría entre los olivos de Saharida, aprendí con la fuerza de mis ancestros a sentir brisa entre mi melena. Allí cada atardecer era una fiesta de colores, sonidos y olores.  

Desde el inicio de mis aires, fui diferente. Mientras mi manada brincaba sin miedo yo sentía que mis patas no pertenecían a Luzaria. 

El mundo se sentía demasiado grande, con demasiado ruido, demasiado incómodo… 

Muchos me “enseñaron” a golpear con fuerza, a llevar la cabeza alta como los demás. Pero algo en mí no funcionaba.  

A veces me paralizaba sin razón, hacia cosas que no debería. Otras veces corría sin control como si escapara de algo, de algo que solo existía en mi mente.  

“Este caballo no sirve”, “Este caballo no pertenece aquí” dijeron algunos “No es fuerte” dijeron otros.  

La cuestión era que ni yo sabía que era verdad y que era mentira, yo mismo me creía cosas que yo mismo me decía.  

Un día me llevaron de vuelta, más allá del mar, al otro lado a Saharida tenía la esperanza de que tal vez allí podría encontrarme y a mi verdadera manada.  

Pero el cambio era demasiado brusco. La luz era diferente y el calor quemaba. Me sentía perdido en un mar de arena.  

Pasaron unos años en Luzaria, hasta que conocía a Blanchelis.  

Me observo en silencio, intentando comprenderme. Hasta que me dijo: 

No tienes que correr como los demás, no tienes que ser lo que esperan de ti. Solo tienes que ser TÚ.  

Por primera vez sentí que no tenía que luchar contra mi propia mente, sino parar y saber que me está intentado explicar.  

Con el tiempo todo mejoraba, había días difíciles pero ya aceptaba que mi camino era diferente.  

Y cuando sentía que mi trote se había adaptado… 

Me llevaron a Brumania tierra de bosques fríos y colinas verdes. Entendí que la vida siempre me pondría a prueba. Mi mente seguía siendo un lío, pero esta vez, en lugar de tratar de cambiarme, decidí escucharme a mí mismo. 

Aprendí que la fuerza no siempre está en la velocidad ni en la resistencia. A veces, la verdadera fortaleza está en levantarse cada día a pesar de la tormenta en tu cabeza. 

Soy el caballo de tres tierras. No soy el más rápido ni el más feroz, pero sigo corriendo. Y eso, para mí ya, es una victoria. 

 

Fdo. Caballo de tres tierras. 

MI SALTO AL MUNDO LABORAL 

Hoy conocemos a Dani, participante del programa de Itinerarios Personalizados de Inclusión Sociolaboral para Personas y Jóvenes con Discapacidad de Salud Mental Aranda desde hace 6 años; quiere compartir su experiencia y su evolución en el mundo laboral desde que comenzó a participar en el programa. 

¿Por qué te animaste a participar en el programa de empleo? 

Me anime con el empleo porque era una opción de estar entretenido y trabajar, conseguir dinero a través de mi trabajo, mejorar mi economía, y me hacían falta cursos y formaciones para conseguir trabajos. 

Ya participaba en el centro ocupacional de la asociación, pero a través de Celia y Patri, me recomendaron el programa de empleo. Empecé haciendo cursos y aquí estoy, ¡¡a gusto!! Aunque algún curso me ha costado hacerlo, aproveché la pandemia para formarme y eso me ayudó mucho. 

¿En qué ha consistido tu trayectoria en el programa? 

He visitado muchas empresas, que me sirvieron para saber cómo es el esqueleto de cada empresa, nunca las había visitado por dentro y recuerdo que me gustaron mucho la visita a Pascual, la Harinera Arandina y la Pastelería Tudanca. 

He hecho cursos de prevención de riesgos laborales, del Covid, informática, entrevistas y procesos de selección, me he preparado las oposiciones de personal de servicios de la Junta de Castilla y León, así como cursos de motivación, derecho laboral, limpieza, y talleres de Fundación Mapfre y Fundación Inserta. Pero no todo ha sido trabajar, también he disfrutado yendo a montar a caballo. 

¿Cómo fue tu primera experiencia laboral? 

El primer trabajo que tuve fue haciendo portales. Al principio se me daba un poco mal, pero gracias a Celia Mínguez, la técnico de Inserción Laboral, y al equipo de CEE FESMA Empleo he aprendido a desenvolverme en la limpieza. 

Empecé siendo un poco chapuza, y luego he ido evolucionando gracias al equipo, a mi esfuerzo y a mis ganas de aprender, he conseguido trabajar en limpieza de oficinas, portales, edificios y tiendas. 

¿Qué haces en la actualidad? 

Actualmente trabajo en el Arco Pajarito con Grupo Osga, llevo seis meses y estoy muy contento, tanto con la empresa como con el Arco Pajarito. 

En 2022 ya trabajé con Grupo Osga realizando una sustitución de vacaciones, me gustaba el trabajo y desde que empecé a trabajar vi la armonía, la comprensión, siempre me hablaron bien y el trato por parte de todos fue maravilloso. 

Dos años después, en 2024, cuando volví, me he encontrado mejor todavía, porque el trato ha sido siempre bueno, si cometo un fallo me corrigen, me han enseñado lo que he necesitado. Tengo unos compañeros maravillosos y los abuelos son encantadores. 

Estoy muy contento en mi empresa, con mi trabajo y en el programa de empleo de la asociación. 

Fdo. Daniel Víctor Bariego Carnero 

BLANCO

Entré en una sala con las paredes blancas, en la que había unas perchas blancas con dos batas blancas colgadas. Frente a un escritorio blanco con un ordenador blanco, había un ser blanco que me hizo un gesto para que me sentara en una de las sillas que había frente al escritorio blanco. El ser blanco tecleo acelerado en el ordenador con dos dedos blancos que sobresalían de unas manos pequeñas y gordas enfundadas en unos guantes blancos. Por un momento pensé que esas manos gordas y pequeñas podían ser mi conexión con el ser, ya que mis manos tienen la misma fisonomía.

El ser me hizo unas anodinas preguntas de rigor y me pidió que me desnudara de cintura para abajo y me pusiera en una camilla a la que habían colocado un papel blanco con un empapador blanco. Respiré muy despacio dos veces antes de hacerlo. Respiración diafragmática. Uno, dos, tres y cuatro, inspiro. Uno, dos, tres y cuatro, mantengo la respiración. Uno, dos, tres y cuatro, expiro. Uno, dos, tres y cuatro, mantengo la apnea antes de empezar un nuevo ciclo. Me quito el pantalón y las bragas y me intento colocar en la camilla con el papel blanco, el empapador blanco y unas sujeciones para las piernas que la hacían parecer un potro de tortura.

El ser blanco me habla, sin mirarme a los ojos: baja más, más, todo lo que puedas. Mi pulso empieza a acelerarse ante la seguridad de que debía someterme a la prueba. Al reposar la espalda en la camilla con el papel blanco y el empapador blanco, miro hacia el techo blanco, con un fluorescente con una luz blanca cegadora. Por instinto, cierro las piernas con los pies apoyados en los estribos del potro de tortura. Giré la cabeza para mirar de frente, ya que el techo blanco con el fluorescente blanco estaba estresándome. Traté de buscar sus manos, pero me encontré unos ojos vacíos, sin ternura, sin empatía, sin nada. El ser me dijo que abriera las piernas, que me dolería menos. Abrí las piernas a lo inevitable del momento. De pronto, un ser verde, lleno de dulzura entró en la habitación. Se acercó a mí y yo aferré mi mano a la suya como quien se aferra a un salvavidas en un naufragio. Sentí el placer de quien, tras un largo tiempo bajo el agua, siente la presión en el pecho que le anuncia que se va a desmayar y de pronto nota una mano que le saca a la superficie y respira, respira, respira. Respira como si todo el aire de la atmósfera fuera poco para lo que necesita.

Entonces pienso en la mano del ser verde, mientras con la postura del pollo antes de ser asado, dejo de ser algo material y me transformo en mente para poder soportar el dolor, la humillación y el desprecio.

El ser blanco recoge unas muestras, mientras comenta que me tengo que controlar, que los enfermos mentales llevamos muy mal estas pruebas. Tú recuerdas las veces que pensaste que eso era normal y no lo era. Las veces en las que sentiste un dolor parecido y te echaron la culpa. Las veces que te dañaron y destruyeron tu autoestima. Las veces que quisiste gritar y no te dejaron.

El ser verde, limpia una lágrima que recorre tu mejilla izquierda y te ayuda a levantarte de la camilla con un papel blanco y un empapador blanco. Y al levantarte ves en el suelo una mancha roja sobre un suelo blanco. Y por un momento, esa mancha roja sobre el suelo blanco te reconforta, te hace sentir viva. Lo peor ya ha pasado.

Ana I. Gutiérrez.

 

LA TIERRA

Comenzamos una historia en un lugar en el que la vida es agreste y dura, no hay cabida para los vulnerables ni para los enfermos; tan solo hay lugar en el sitio para jubilados, jóvenes y trabajadores:

Lo curioso es que los jubilados lo son de bolsillo pues se han metido ahí los beneficios y yo creo que cosen las cremalleras porque no se les ve sacar nada.

Los trabajadores, con la excusa de los impuestos y del trabajo que les acucia, trabajan las veinticuatro horas y no progresan, no generan ritmo, no hay comunicación entre ellos ni entre escalas. La cuerda se rompe, se dan importancia y al no haber savia nueva todo se estanca.

La gente mayor cada vez es más longeva, y no asumen riesgos, viven de palabras, muchas palabras, pero actitud ninguna; no hay juegos, tan solo charlas sin sentido sacrificando a algún pardillo vulnerable que no sabe que lo que le dicen no vale para nada, que tan solo tiene algún valor para el emisor; total que se creen que se están quedando con uno.

Los de fuera, ejercen de turistas o veraneantes. Ya no comulgo tanto con ellos, quitan tiempo y salud, dan la vuelta a las palabras, te las quitan y ya no son tuyas, son de ellos y tú te conviertes automáticamente en vulnerable y frustrado.

Así que prefiero la buena compañía o en su defecto la soledad sana; al menos corrijo y evito la frustración.

 

Fdo. Gato con Botas

 

MIS PRIMERAS VACACIONES CON SALUD MENTAL

El primer día de nuestras vacaciones en las que unimos lazos Salud Mental Aranda junto con El Puente Salud Mental Valladolid.

Nos levantamos prontito rumbo a Matalascañas (Huelva). El viaje fue tedioso por su tiempo, pero mereció la pena con creces, la convivencia desde mi objetividad fue muy fluida y creamos lazos afectivos que el tiempo será quizá el único factor que nos separe.

 

Es más, nuestro súper chofer Pedro se convirtió en uno más al margen de su trabajo, nos ayudó en todo momento e incluso hizo buenas migas con los profesionales, comían juntos, etc.

 

La primera excursión fue al Parque Nacional de Doñana y el centro de interpretación fue interesante, aunque chocó un poco con los que lo observaron en primer plano ya que la sequedad del mismo era visible. Posteriormente nos dirigimos a la aldea del Rocío donde boda incluida y calesas, pudimos observar a un grupo de cantaoras rocieras que nos brindaron 3 canciones. Todos nosotros tuvimos tiempo para comprar recuerdos y tomar el refresco correspondiente. Montamos en el autobús y volvimos al hotel donde un gran bufé nos esperaba día a día. Por la tarde fuimos a la playa que tenía buena temperatura, y se hicieron grupos para quien bañarse, coger conchas o pasear por la playa o el paseo.

Nuestro segundo día, fue uno de excursión completa. Fuimos a Huelva capital donde vimos tanto por dentro como por fuera el estadio del recre y el paseo de la ría. A continuación, ya como tenían contemplado nuestros compis de Valladolid cuyos técnicos lo tenían organizado, nos dirigimos a la feria de la tapa donde pudimos probar las famosas gambitas de Huelva u otros manjares como embutidos o pulpo.

A la vuelta comimos formato picnic y una vez en el hotel fue momento para planificar nuestra tarde según preferencias: cartas, piscina, descanso…

 

El lunes nos dirigimos a Mazagón a visitar su puerto deportivo ya que había numerosas embarcaciones recreativas y una gran playa virgen donde se veía la mar en su máximo esplendor con el agua un poco brusca. Algunos se fueron con más de una concha para el hotel. También jugaron un mini torneíto a las palas y se lo pasaron increíble. En estos momentos nos sentimos libres y nadie nos juzgó. ¡No somos personas con ningún tipo de dificultad!

A la vuelta también organizamos grupos y unos fueron a la playa mientras que otros nos quedamos en el hotel entre piscina, jacuzzi y cartas.

Hasta este momento quizá no os he hablado de los espectáculos nocturnos, pero eran una pasada. Nos amenizaban las noches antes de dormir y algún que otro cantante o bailarín de nuestras asociaciones se atrevían a expresar sus dotes.

 

Al día siguiente visitamos el Muelle de las Carabelas en Palos de la Frontera donde primeramente nos proyectaron un vídeo bien explicado de la historia de las carabelas y Cristóbal Colón, en este mismo lugar tenían una réplica de cada una de ellas donde subimos y nos hicimos una pequeña idea de cómo pudieron ser los viajes. En este lugar triunfó la de la tienda de recuerdos porque todos hicimos compras.

Después visitamos el Monasterio de la Rábida. Volvimos justito para para comer en el bufé y ese día probamos la gran piscina con toboganes además del jacuzzi, juegos de cartas y la piscina del hotel. Se nos pasó la tarde en convivencia rapidísimo, quizá porque ya éramos un grupo homogéneo y nos llevábamos todos estupendamente. Cenamos y un grupo fue a andar y otro se quedó en el hotel descansando o en el espectáculo flamenco.

 

Tras descansar toda la noche nos levantamos un poquito más tarde pues ese día nos enfocamos en ver el pueblo de Matalascañas, aprovechamos la mañana para hacer algunas que otras compras y algunos se decantaron por entrar en la iglesia del pueblo, mientras otros estuvimos en la cafetería tomándonos algún refresco. Posteriormente subimos a comer y descansar y nos dieron opción de ir a donde más nos apeteciera, ya fuera playa, piscina, juegos, etc. Los que fueron a la playa volvieron a punto de cenar y cenamos todos juntos como siempre compartiendo lo mejor del día.

No es de olvidar que un día de esa semana jugó el Madrid-Barça y muchos forofos decidieron cenar antes para ver el partido. Como es de ley, en unas vacaciones se permitió para que pudieran disfrutar del partido.

 

En nuestro último día la playa fue la protagonista de la mañana, una mar super rebelde pero que hubo quien la disfrutó, y el sol nos acompañó en todo momento. También hubo quién fue a ver una roca famosa en Matalascañas a una distancia prudente de donde nos encontrábamos.

Por la tarde los técnicos nos prepararon una fiesta de fin de vacaciones muy emocionante, donde tras una merienda, bastantes compañeros compartieron actuaciones de lo que mejor se les daba hacer en el mundo del artisteo, incluso vino gente de la cafetería a vernos y éramos observados por algunas ventanas llenas de aplausos de otros huéspedes.

 

Al día siguiente partimos hacia nuestros lugares de procedencia prometiendo vernos el Día Mundial de la Salud Mental en Soria.

Ojalá podamos hacer algún otro día de convivencia para recordar momentos con la asociación El Puente Salud Mental.

El tiempo pasa, pero los recuerdos aún quedan y si son amigos y además positivos el alma se llena de orgullo.

 

Participante anónima

Beneficiaria del programa vacaciones 2024

MI VIDA CON MI ASISTENTE PERSONAL

Nací bajo el signo de Libra y así me voy a hacer llamar en este relato de buena parte de mi vida que quiero compartir con todas/os vosotras/os.

Desde niña me he considerado una persona de pensamientos románticos y soñadora, y aunque estos aspectos de mi personalidad son aparentemente buenos, durante mi adolescencia se convirtieron en un arma de doble filo ya que eso me llevó a idealizar mi vida y a no vivir en la realidad, lo que desembocó en un trastorno de la alimentación que me diagnosticaron como anorexia nerviosa. En ese momento empezaron mis problemas de salud mental que desembocó en un brote psicótico con el consecuente ingreso en la Unidad de Salud Mental. Salí de allí con una pauta de medicación psiquiátrica y más relajada. Pasaban los días y uno de ellos apareció una persona a la que conocía para dejarme unos libros ya que sabía que disfrutaba con la lectura, esta persona también sufría problemas de salud mental y me sugirió acudir a una asociación que se acababa de crear con personas y familiares de Aranda que también sufrían estos problemas, esta asociación se hacía llamar por aquel entonces FESMA.

En esos momentos la asociación se componía de pocas personas y yo, como los/as demás participantes ayudábamos en lo que podíamos para que el proyecto funcionase. Yo en concreto colaboraba escribiendo direcciones en cartas y otro tipo de recados. Acudía con otras personas a la sede y hacíamos actividades de dibujo y pintura,  estimulación cognitiva y además había un grupo de apoyo con una psicóloga. Llevo colaborando como socia de Salud Mental Aranda desde entonces, siendo testigo de cómo ha ido creciendo por la necesidad que ha ido surgiendo entre la población de Aranda con el paso del tiempo.

El ASISTENTE PERSONAL Y QUE HA SUPUESTO EN MI RECUPERACIÓN Y EN MI VIDA

En la asociación se han ido añadiendo diferentes programas ligados a las necesidades que este colectivo ha ido demandado, uno de ellos, y del que yo participo desde hace algo más de dos años, es el del Asistente Personal.

Como todas/os sabemos la pandemia fue un duro golpe para la sociedad en general y para mí en particular, de esta resultó que me ingresaran en la Unidad de Salud Mental del HUBU y que de ahí pasara a Fuente Bermeja donde pasé tres meses que me ayudaron a coger nuevas y mejores rutinas diarias y donde hice nuevas amistades. A mi vuelta a casa en Salud Mental Aranda me recibieron con los brazos abiertos dispuestas/os a darme todas las herramientas para seguir mejorando, entonces me ofrecieron un Asistente Personal, me explicaron en qué consistía y que me ayudaría a seguir en mi proceso de recuperación.

Me veo con mi asistente una semana durante una hora, y la siguiente semana son dos horas en días diferentes. Desde el principio enganchamos muy bien ya que me demostró confianza y mucha comprensión por su parte. Con ella puedo hablar de lo que quiero con total libertad, sin miedo a que me juzgue y es muy sincera conmigo, por lo que me sirve como desahogo. También me ayuda a encontrar los sitios donde buscar la información que necesito, a preparar las citas con mi psiquiatra, me acompaña en el transcurrir de mi vida por lo que me siento apoyada y acompañada. Si recaigo o doy un pasito para atrás sé que tengo este apoyo y eso me hace sentir más segura. Para mí ha llegado a ser como una amiga o una hermana con la que puedo contar en todo momento y siempre está ahí.

He elegido una foto con una mariposa ya que me encanta sentarme en el parque y observar cómo mueven sus alas de esa manera tan delicada y que representa muy bien la relación que tengo con mi Asistente Personal. La vida tiene muchas cosas buenas y sencillas que son las que realmente merecen la pena y de las que hay que aprender a disfrutar, y que debemos conservar.

 

 

DE CÓMO ME CONVIRTIERON EN UN FLORERO 

Aviso importante:» El siguiente artículo es un intento utópico de exponer unas ideas que nunca se llevaran a cabo, ni en este país, ni en ningún otro; debe leerse con la inocencia del infante que le habla a su gato Peterson, como si este supiese que carajos significa ¿quién te quiere a ti? 

La naturaleza circular de todo lo perceptible es una verdad fácilmente demostrable. El futuro y el pasado son la misma cosa, la muerte y el nacimiento también están constituidos por una esencia semejante y una estrella cualquiera del universo está formada por los mismos ladrillos que un melocotón en almíbar.  

Dicho esto, es un ejercicio de sabiduría y de aprovechamiento de los recursos vitales el echar la vista atrás para hallar soluciones a problemas comunes que se repiten hasta el infinito como demandando soluciones a veces tan obvias, que son como canes royéndonos las tabas. 

La historia está llena de ejemplos vivificantes y esclarecedores de como la existencia se reduce a unos puntos, que no voy a exponer ahora, pero que todos, aún el individuo más primario sabe reconocer, a poco que reflexionen delante de un Cola Cao con churros. 

El ser humano es como un gorrino olisqueando trufas debajo de un roble, si no encuentra el rastro de su bocado favorito al primer intento, dará vueltas y más vueltas hasta que satisfaga sus deseos, por lo tanto, volvamos como humanidad sobre nuestros pasos para obtener respuestas que otros hallaron antes, emulando al ser de cuyos andares escribieron literatos pretéritos. 

Pongámonos en antecedentes: 

En la ciudad de Pérgamo aproximadamente en el siglo IV antes de nuestra era, existía una institución llamada el Asclepion, donde mediante ceremonias religiosas y terapias que en nuestros días algún lumbreras ha redescubierto con gran algarabía por su parte, se trataban (con resultados sorprendentes, si tenemos por ciertas las crónicas de los eruditos contemporáneos), las enfermedades más diversas, incluidos los padecimientos del alma. 

En esta época prehipocrática, el contacto con los dioses era tan común, que hablar de tu a tu con Aristeo sobre las propiedades de la miel y departir poco después con un pastor de cabras sobre cómo maduran sus quesos en su cueva, era parte del día a día. 

En la llamada “incubatio” se conducía al paciente a un lugar específico donde este podía dormir como sumergido en un útero silencioso y reconfortante ajeno a todo, donde soñaría; para poco tiempo después de renacer al mundo de la vigilia consciente, se interpretarían las visiones de ese mundo, que es posible que sea la realidad que tanto tenemos. 

En ese centro de reparación holística que al parecer eran esos enclaves curativos, se empleaban un amplio abanico de posibilidades terapéuticas, desde baños, masajes, infusiones y tisanas de hierbas cuidadosamente seleccionadas, lo que al parecer era un intento sin ambages de no descartar a priori ninguna idea con el sano propósito de recobrar la salud perdida. 

Una de las «terapias» que eran ineludibles para todos los individuos que solicitaban en esa institución un remedio para los males que les aquejaban era el teatro. 

Como pueden ver no hay nada nuevo bajo el sol. 

Alguna mente preclara ya dio suelta a sus meninges e implemento unos procedimientos sanadores que hoy creemos innovadores, pero que son más viejos que el hilo negro. 

En el caduceo de Hermes, que es el símbolo universal del oficio médico, se pueden ver dos serpientes enroscadas que simbolizan el cambio que debe realizarse para recobrar el equilibrio perdido, que es, ni más ni menos, que un recordatorio de lo que significa sanar. 

El motivo de la redacción de este artículo era en un principio plantear una serie de ideas en lo referente a los protocolos que se aplican en el campo de la salud mental, lo cual conllevaría escribir unos cuatrocientos tomos solo para el prólogo y una breve introducción. 

La primera parte del articulo venía a colación de la necesidad de ampliar la panoplia de terapias (haciendo hincapié en las menos disruptivas para el paciente) para brindar un apoyo real y continuado para fortalecer las propias aptitudes del receptor de las mismas, con la fundada esperanza de que la cura de sus males es endógena y no se encuentra en los laboratorios de los mercaderes de las desgracias ajenas. 

Para cerrar este artículo breve y profundamente inconcluso, expresaré mi más profundo desprecio a los que me quisieron convertir en un florero. 

Jamás se debería permitir que un individuo perdiese su condición humana, su libertad de acción y su derecho a expresar su ira. 

Sin una sinergia global entre todas las instituciones que forman la sociedad, el tratamiento de las enfermedades mentales es una entelequia. 

PD: ¿Quién puede ser tan arrogante para determinar que alguien esté loco? La respuesta es…otro loco. 

 

Fdo. EL SUICIDA CUÁNTICO

UN DÍA “CUALQUIERA” 

Por fin llegó la final de nuestra Liga Mentegoles, un día no solo para decidir quien gana, sino un día de convivencia del Movimiento Asociativo de  Salud Mental de Castilla y León.  

El año pasado algunos entrenadores de nuestros equipos nos contaron su experiencia y este año les traemos un reportaje de como lo han vivido los participantes en primera persona: jugadores, utilleros y animadores. Desde Aranda acudimos un total de 38 personas. 

Comenzamos contando la participación de equipos, que este año han sido 8. A nuestro equipo, Salud Mental Aranda este año nos tocó jugar con Salud Mental Salamanca y la victoria fue para ellos, pero disfrutamos mucho del partido, porque lo importante es participar. 

La final fue Salud Mental Burgos contra Salud Mental León, la victoria cayó para Burgos, y es que juegan muy bien y otro punto a su favor es que son más jóvenes y eso se nota. Pero hubo trofeos y medallas para todos los equipos que participaron, como recuerdo de este día tan especial. 

En el equipo de La Línea Intermedia, el programa de radio de Salud Mental Aranda tenemos a dos de los jugadores que nos han dejado su opinión sobre el día, otro miembro del equipo es uno de los utilleros de Salud Mental Aranda, así que esto es lo que hemos vivido y cómo pasamos ese día. 

Todos los jugadores comentamos que fue un partido difícil y entretenido, y que nos quedamos con ganas de jugar más, pero como entre partido y partido había concurso de aficiones de equipos nos lo pasamos genial y, lo mejor vino después, durante la comida y el baile también con animación donde pudimos disfrutar todos los equipos juntos y compartir experiencias, risas, etc.

También comentamos que  se nota que cada vez los equipos son más competitivos, que están mejor preparados y como hemos mencionado anteriormente, algunos de ellos están formados por personas más jóvenes. 

Nuestro utillero nos comenta que desde su punto de vista el partido fue difícil, aunque se jugó bastante bien, pero no siempre se gana. Para él su trabajo se ve igual de complicado que cuando salen a jugar fuera, y en esta ocasión algo más pues el autobús les dejó un poquito más lejos del pabellón, ya que eran fiestas en Zaratán. 

Pero a pesar de todo lo disfrutó mucho, sobre todo cuando se fue a tomar un cafecito antes de la final y compartió un ratito con el equipo para comentar cómo había ido el partido. En la comida y en el baile se lo pasó muy bien, a pesar de que bailó poco, pues le gusta más ver como baila la gente que bailar él. Destaca que la convivencia entre asociaciones fue divertida. 

Nuestros animadores y animadoras lo dieron todo, no pararon de animar en todo momento; llevaron pompones y pancartas realizadas en la asociación para la ocasión, para que se les viera bien y el equipo sintiera su apoyo en todo momento. 

En el baile después de la comida, no pararon de moverse, sobre todo las personas más bailarinas, que tenemos unas cuantas en Salud Mental Aranda, y es que con música y baile afloran nuestras emociones positivas. 

Como han podido saber, el día de la Final de la Liga Mentegoles para el Movimiento Asociativo de la Salud Mental de Castilla y León, no es solo un día para decidir quién gana la Liga, que es lo de menos, es un día de convivencia, de compartir juego, comida, baile, etc. Un día de reencuentro entre las asociaciones que participamos en la Liga Mentegoles, de reencuentro con personas a las que hace mucho tiempo que no ves, en definitiva, es un día para disfrutar y para seguir creando lazos de amistad. 

Además, este año tuvimos celebración, pues La Liga Mentegoles ha celebrado su 10º Aniversario y como novedad se ha rendido homenaje a las aficiones que siempre acompañan a sus equipos y, para ello, se celebró el “Primer Concurso de Aficiones”, que le ganó Salud Mental Segovia.  

Todas y todos ya estamos contando los días para que llegue la próxima Liga Mentegoles y también para que llegue el próximo encuentro del movimiento asociativo de la Salud Mental de Castilla y León, que será el 10 de octubre en la celebración del Día Mundial de la Salud Mental.

Fdo. Participantes de la Liga Mentegoles y participantes de La Línea Intermedia,  el programa de radio de Salud Mental Aranda en Radio Iris 7

No nos dejan ser felices: vivir con T.E.A.

Supongo que todos conocéis ese típico juguete para niños pequeños en los que tiene que encajar unas piezas con formas geométricas simples para que caigan en un cubo. Ahora imaginad que, por alguna razón, hay una pieza diferente que no encaja en ninguno de los agujeros; no es un círculo ni un cuadrado… No es una pieza con forma “normal”. ¿Qué hacer con ella?

¿La desechas y la tiras? Parece evidente que salió defectuosa.

¿La haces encajar aunque sea a martillazos? Posiblemente la acabarás rompiendo.

¿La limas y la adaptas para que encaje? Perderá su forma original pero, al menos, funcionará.

 

Así es como nos hemos sentido tratadas las personas con Asperger, autismo de alto rendimiento o como quieran llamarnos.

Pero… ¿Qué es el síndrome de Asperger? Según dicen los estudiosos de neurología, es un “trastorno del neurodesarrollo” o para entendernos, nuestro cerebro funciona diferente al vuestro. Por tanto, nuestro comportamiento es distinto, ya que percibimos el mundo de otra manera.

Por ejemplo, algo tan común como ir al supermercado, para mí es un desafío aterrador. Sin embargo, podría estar hablando en público, sin problemas, sobre la evolución de la aeronáutica durante horas.

 

El ofuscado dueño de la pieza defectuosa, después de haberla desechado, amartillado o limado, quizá se dará cuenta algún día, de que esa pieza no era un juguete. Era la pata de una silla, la rueda dentada de un motor o un vaso de diseño vanguardista. Es decir, un objeto útil y funcional, para un cometido concreto, al que ha deformado perdiendo su capacidad que lo hacía especial, convertido ahora en un juguete infantil.

Afortunadamente, los humanos no somos juguetes; pero durante nuestra vida, especialmente en la adolescencia, tenemos que encajar con el resto de la sociedad y pobre del que no pase por el patrón establecido. Como decía un amigo mío: “El clavo que más sobresale, es el que más palos se lleva”.

 

De niño no me gustaba jugar al futbol; yo quería jugar a “Vietnam”, ser un capitán de los Boinas Verdes y arrastrarme por la hierba como si fuera una jungla frondosa. Me podía pasar horas hablando de aviones y de mayor quería ser piloto de un F-14 Tomcat, como Tom Cruise en TOP GUN. A la edad de 9 años, cuando empiezas a formar tu propia identidad, tu personalidad, empieza también el acoso escolar.

La pieza es defectuosa y hay que desecharla.

 

El colegio podía llegar a convertirse en una pesadilla cuando, no solo los alumnos, sino también los profesores se burlan de ti por ser diferente… o peor, te castigan. Salvo muy honrosas y queridas excepciones, ningún profesor vio que yo no era como los demás. En la ESO y Bachillerato sacaba notas horribles y suspendí muchas asignaturas, pero me sabía de memoria las prestaciones de casi todos los cazas americanos fabricados desde la II Guerra Mundial, las batallas más importantes de la historia o era capaz de escribir aventuras con una imaginación desbordante. Repetí curso tres veces.

Si yo ya leía Amadís de Gaula, ¿por qué tengo que leer El Quijote? Yo aprendía por mi cuenta, me apasionaba leer las enciclopedias que había en casa. Pero en el colegio, todo se volvía aburrido o peor, odioso. Me parecía una cárcel donde te obligan a aprender cosas de memoria bajo pena de castigos o una fábrica donde los estudiantes son meros productos de una cadena de montaje.

La pieza tiene que encajar aunque sea a martillazos.

 

Mis padres siempre se preocuparon por mis notas; me castigaban cuando suspendía exámenes, ya fuera quitándome los videojuegos o prohibiéndome ver la tele. Obviamente, esos castigos no funcionaban. Tan solo, cuando me prometieron comprarme una videoconsola nueva si sacaba buenas notas, realmente me esforcé. Una vez cumplida la promesa, mis notas volvieron a bajar. Mi único aliciente para aprobar era para evitar los castigos y regañones.

Desesperados, mis padres preguntaron en el colegio si yo necesitaba algún trato especial, ya que no era normal que un niño brillante sacara tan malas notas de pronto. Estuve presente en aquella reunión y recuerdo a mi madre preguntar al tutor de la clase: “¿Es que mi hijo se ha vuelto tonto de repente?” El profesor sonrío de manera irónica, se encogió de hombros y contestó: “Tampoco es que sacara buenas notas antes…” Mi madre le contestó diciendo que eso era falso, pero aquel tipo zanjó el asunto: Yo era un inútil, un vago, que se pasaba todo el día en las nubes, no prestaba atención en clase, me evadía y me iba a mi mundo. Si bien esto último era cierto; creo que su obligación era haber averiguado por qué necesitaba evadirme.

Cuando había un Gran Premio de Fórmula 1 en las antípodas, me levantaba a las 6 o las 7 de la mañana para ver la carrera. Me hacía más de 10 kilómetros de marcha por el campo para disfrutar de la naturaleza y devoraba libros como quien come pistachos… Y aun así, yo era un vago.

Mis padres, tras el encuentro con aquel tutor, no les quedó otra que creer esa patraña y me educaron en consecuencia. Quizá cometieron un error pero, ¿qué podían hacer? La culpa no fue suya, sino de un sistema educativo que castiga a quien piense o actúe diferente.

Ellos fueron quienes intentaron limar lo que ellos creían que eran defectos para que yo pudiera encajar.

 

20 años después de la reunión con aquel profesor, tras miles de euros gastados en psiquiatras y psicólogos, traumas y fracasos, una doctora por fin vio que yo no era la pieza defectuosa de un puzle, sino una tan valiosa como cualquier otra, pero de otra caja. Como el patito feo que, al final del cuento, descubre que en verdad es un cisne.

 

Ésta es mi experiencia como persona con trastorno autista. Si conocéis a alguien que, como yo, tiene esta condición, es muy probable que haya pasado por una experiencia similar a la mía, o puede que no. Como cualquier otra persona, cada uno de nosotros es un mundo; algunos querrán encajar y otros, como yo, tengan fobia social y prefieran estar solos.

A mí me encantan los aviones, a otros les apasiona la fauna salvaje y otros puede que su tema favorito sea la arquitectura neoclásica. Pero si hay algo que tenemos en común es la pasión con la que vivimos nuestras aficiones. Por ello, termino con una petición, casi una súplica. Siempre que no implique daño a nadie, por favor; dejadnos ser nosotros mismos.

DEJADNOS SER FELICES.

 

Firmado: Álvaro R.F