“UN AÑO MÁS”  

“Un Año Más”, se han derramado demasiadas lágrimas. 

“Un Año Más”, se han vuelto a guardar minutos de silencio, con sus seguidos aplausos por todo el país. 

“Un Año Más”, se han declarado días de luto por muchas poblaciones. 

 “Un Año Más”, siguen aumentando las listas de mujeres asesinadas, a manos sus parejas o exparejas, en algunos casos delante de los hijos menores de edad. 

“Un Año Más”, también sigue sumando la lista de menores asesinados por las parejas o exparejas de sus madres y en algunos casos por sus propios padres. 

“Un Año Más”, demasiadas mujeres han quedado heridas o mal heridas por la violencia descargada sobre ellas por sus parejas o exparejas y, no solo heridas físicas, sino por las más difíciles de curar, las heridas psicológicas.  

“Un Año Más”, unos cuantos menores y jóvenes que se han quedado huérfanos de madre, en algunos casos de los dos progenitores. 

“Un Año Más”, demasiadas familias se tienen que hacer cargo de esos menores huérfanos, a veces con escasos recursos, sobre todo cuando son los abuelos con pensiones muy bajas quien son los que les acogen y, cuando no puede la familia, son las Instituciones Públicas quien se hace cargo de ellos. 

“Un Año Más”, muchas mujeres han sufrido algún tipo de agresión, física o psicológica, por su condición de ser mujer a manos de machistas incontrolables. 

“Un Año Más” los recursos destinados para proteger a las mujeres han sido insuficientes y han fallado (las estadísticas están ahí). 

 

Pasará mucho tiempo hasta que podamos decir: Un Año Más:  

    • no ha muerto ninguna mujer a manos de su pareja o expareja. 
    • no ha muerto ningún menor a manos de su padre, pareja o expareja de su madre.  
    • ningún menor se ha quedado huérfano de madre o en algunos casos también de padre. 
    • las mujeres no han sufrido ningún tipo de acoso y violencia (ya sea física o psicológica), han podido ir tranquilamente por la calle, a cualquier hora sin ser increpadas. 

Poder llegar a decir esto dependerá por una parte de las Instituciones que destinen los recursos necesarios para proteger a las mujeres y, por otro lado, de la implicación de toda la sociedad pues, una sociedad igualitaria se podrá conseguir con la participación de todas y todos con una buena educación en valores de igualdad desde el principio. 

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Servicio de Atención a todas las formas de Violencia contra las Mujeres 

 

Fdo. Anónimo 

“Educar, la llave de la igualdad”

Igualdad ¡qué palabra tan bonita!, al escucharla, al pronunciarla me invaden sentimientos positivos, nada se desequilibra, es como si la naturaleza de la cual formamos parte siguiera su ritmo sosegado y ensanchara nuestros corazones.

Me pregunto ¿Qué ocurre cuando la frustración, el desencanto por la vida y la falta de ilusión en un futuro igualitario no se vislumbra porque el  presente no es ejemplo  de  amor  que es la energía básica para construir y mantener el gran pilar de la igualdad ?

Algo falla. No olvidemos que todos nacemos iguales, con  un cerebro  que se va formando con nuestras vivencias en todos los entornos que nos criamos, las cuales nos llegan a través del lenguaje hablado, visual, escrito, en casa, en el entorno social y educativo, en los medios digitales y analógicos, en el contacto con la naturaleza, la gran olvidada hace bastantes décadas, etc…

Todas estas vivencias van conformando nuestro pensamiento, los prejuicios, las ideas, nuestros sentimientos y van dejando un poso cultural  y de comportamiento en todos  nosotros, con todos los “sesgos” que esta información conlleva.

Pienso que para alcanzar una igualdad entre todos los géneros hay que actuar conjuntamente en toda la sociedad, inculcando valores tan importantes como el “respeto”, “la escucha” y el “amor a uno mismo y a los demás”, es la energía de nuestros corazones.

Hemos de empezar en las familias, el sistema educativo y todos los medios sociales.

 

¿Cómo podemos abordar esta gran tarea, tan necesaria para el auténtico bienestar de la humanidad?

Realmente es difícil, no nos engañemos, sobre todo porque actualmente estamos instalados en una sociedad competitiva, individualista y muy alejada de la naturaleza, hemos perdido un poco el norte, hay por tanto que dar un giro de 180º.

Es un reto, hemos de empezar por los cimientos. La concienciación y educación  de cada uno de nosotros desde niños es el primer pilar, pero si los que mueven los hilos y manejan todos los engranajes  del “edificio social” no cambian sus mensajes, ni sus comportamientos, seguirán manejando la mayoría de las mentes, con lo cual se cambia muy poco, porque toda la labor que hacemos algunos la anulan ó contaminan enseguida.

Las palabras y el lenguaje visual que transmiten todos los medios informativos, los  personajes públicos, la publicidad, etc… son importantisimos para conseguir la igualdad.

No sé  si  somos conscientes de que crean realidades en nuestros cerebros, son los espejos donde se mira la sociedad y se acaban reproduciendo estos esquemas de comportamiento que transmiten y en muchas ocasiones están muy alejados  de la igualdad  de todos los géneros.

En  nuestra cultura los modelos sociales y de comportamiento  han sido patriarcales durante milenios, desde la estructura familiar hasta la social. El poder de decisión y los privilegios los tenía el hombre en detrimento  de la mujer y de otras formas de sentirse  que estaban anuladas y penalizadas.

Desde hace muy pocas décadas en las sociedades  democráticas se está trabajando desde distintos colectivos e instituciones  para revertir este patrón y alcanzar una igualdad de derechos y deberes, lo cual es necesario y muy positivo. No es tarea fácil porque conlleva cambiar no sólo estructuras o esquemas sociales, sino esquemas mentales que llevan muchos milenios en nuestra cultura.

Para ello debemos hacer una labor educativa mucho más integradora, de escucha a mujeres, hombres y todos los géneros. Cuidar las palabras sobre todo las que califican  como “machismo”, “feminismo” porque acaban  convirtiéndose  en “sesgos extremos”.

Y al final  en vez de llegar a un equilibrio, un entendimiento, que es lo que se pretende “la igualdad”, acaban  enfrentándose.

 

Mi deseo, mi gran ilusión, es que sepamos transmitir el valor de la igualdad desde que nacemos.

Es un pilar fundamental y necesario para la convivencia sana y pacifica en el fugaz paso por la vida de cada uno de nosotros.

Parece fácil, sin embargo no hemos de olvidar  la sabiduría de uno de los refranes que nos dice “ Del dicho al hecho hay un gran trecho”.

Hemos de comprometernos, ser valientes, no mirar para otro lado, que es la respuesta automática de nuestro cerebro cuando la situación es compleja y dura emocionalmente. Tenemos que dominar estos “miedos” y trabajar juntos.

Hay que aprovechar el entramado asociativo, educativo y cultural que ya existe en los ayuntamientos para trabajar juntos, niños, jóvenes, mayores y empezar tomando conciencia de que todos hemos de formarnos para ser conscientes que la igualdad  se consigue desde abajo y entre todos día a día.

Sí amamos la vida y el valor de la igualdad, uno de los objetivos principales de la educación debe ser reconectarnos con el corazón, ayudarnos a abrirlo, a ensancharlo para que el amor y el respeto sean los pilares de nuestras vidas.

Otro objetivo paralelo tiene que ser desarrollar progresivamente  niveles más elevados y profundos de conciencia igualitaria.

Si conseguimos dar estos pasos, probablemente consigamos dar un gran paso hacia  el sentimiento de igualdad en el corazón de todas las personas independientemente de su género.

 

Manos a la obra, es un gran reto de la sociedad del siglo XXI.

 Autora: Alicia Maté Aladro.

LA VOZ DE LOS FAMILIARES

La familia o el entorno más cercano de una persona con problemas de Salud Mental son primordiales y esenciales. Los familiares somos los que buscamos recursos y apoyos en un primer momento, sobre todo cuando la persona no puede por su malestar o su dolor emocional.

Estamos las 24 horas en una convivencia-vínculo constante, les apoyamos y/o acompañamos cuando lo necesitan. Desde una posición, digamos, de “observadores constantes” nos percatamos rápidamente cuando la persona empieza a encontrarse mal, incluso antes de que ella se dé cuenta.

Influimos en su educación emocional; tenemos un papel fundamental en la comunicación familiar, la escucha, la convivencia y en fomentarles la autonomía necesaria para que lleguen a un proceso de vida lo más independiente posible.

Todo esto nos puede llegar o nos llega a provocar mucha carga y desgaste no solo emocional sino también físico. ¿Cómo lo gestionamos?, somos participantes de la Asociación Salud Mental Aranda, la cual tiene un Programa de “Apoyo Familiar”, que lo realiza de forma individual o grupal mediante los denominados: GAM FAMILIAS (Grupos de Apoyo Mutuo), actualmente formamos 2 grupos.

 

¿Qué hacemos o qué aprendemos en los GAM FAMILIAS?

Lo primero que destacamos es que la Asociación a través de los GAM FAMILIAS nos proporciona un servicio donde nos ofrece información, formación, asesoramiento y apoyo para aprender a gestionar los problemas de salud mental y podamos continuar con nuestros proyectos de vida personal, laboral y de ocio.

Nos entrenamos en habilidades y capacidades en nuestro papel de apoyos, aprendemos a mejorar la comunicación, el clima familiar, a fomentar la autonomía en nuestros familiares con problemas de Salud Mental, aprendemos cómo actuar en situaciones de crisis personal y/o familiar; compartimos experiencias e información sobre todo de los recursos existentes a los que puedan acceder nuestros familiares.

Aprendemos: a ser más conscientes de que la Salud Mental es tan importante como la física; a ser más empáticos no sólo con la Salud Mental, sino con el resto de problemas sociales; a gestionar mejor nuestras emociones y pensamientos; a coger confianza y autoestima en nosotros mismos; pero, sobre todo, aprendemos a cuidarnos para poder cuidar, priorizando nuestra propia Salud Mental y  bienestar para poder afrontar de la mejor forma posible las complicaciones que nos puedan surgir en nuestro día a día; y además sentimos que no estamos solos y pensamos que la salud mental es un problema social compartido.

Comentamos y compartimos preocupaciones en torno a nuestro familiar; y ¿qué es lo que nos preocupa?:

Sobre todo el todavía estigma que existe hacia las personas con problemas de Salud Mental en la sociedad y especialmente en el entorno laboral. Se necesita más   formación e información a los trabajadores en Salud Mental y también creemos que   es necesario la creación de más puestos de trabajo adaptados, pues tener un trabajo para una persona con problemas de Salud Mental mejora mucho su autoestima, le ayuda en su proceso de recuperación y es esencial para poder llevar una vida independiente.

La brecha de género en el entorno de las familias; el acompañamiento en Salud Mental sigue cayendo principalmente en las mujeres, (en los GAM FAMILIAS solo en uno de los grupos contamos con 2 hombres el resto somos mujeres) y, en la mayoría de casos, son las mujeres las que dejan de trabajar para el cuidado del familiar, cuando es necesario.

Que no haya suficientes recursos para atender a las personas con Problemas de Salud Mental en la Sanidad Pública, esta situación puede dar paso a que se alarguen las citas y consecuentemente se pueda agravar la situación de nuestro familiar debido al retraso.

La falta de información y burocracia existentes sobre los recursos disponibles cuando aparece un problema de Salud Mental en la familia, es decir, en muchas situaciones al principio no sabes dónde acudir, qué servicios sociales existen,   tampoco tienes información sobre posibles ayudas económicas y sociales y, cuando te informas, la burocracia es complicada, en algunos casos los familiares son mayores o viven en la zona rural y les resulta más complicado. Hay que entender que cuando aparece un problema de salud mental en la familia son momentos difíciles y confusos y nuestra vida y la de nuestro familiar empiezan un duelo.

Otra preocupación más, el futuro de nuestros familiares cuando nosotros no podamos atenderlos o ya no estemos. Es cierto que cada vez existen más recursos para estas situaciones, pero en ocasiones no es fácil acceder a ellos, lleva tiempo, que a veces, no se tiene, dado que en algunos casos los familiares que apoyan, cuidan y, en ocasiones de quien depende económicamente la persona con problemas de salud mental, son personas mayores.

Y por poner una última preocupación, la elevada tasa de suicidios que se está conociendo, sobre todo en jóvenes. Creemos que es necesario que se hable de ello, con respeto, y que no se estigmatice a las familias que han pasado por esa dura experiencia.

 

También, ponemos voz a algunas reivindicaciones como familiares de personas con Problemas de Salud Mental. Las preocupaciones que hemos descrito son a su vez reivindicaciones, pero queremos añadir:

  • Educación emocional desde la infancia en los colegios.

Que se destinen más recursos a la Sanidad Pública; que exista la figura de un psicólogo en Atención Primaria sobre todo para la atención infanto-juvenil.

Más campañas de sensibilización en torno a la Salud Mental, que hablen en positivo y con un lenguaje inclusivo y respetuoso, principalmente en el mundo rural, que es donde más estigma sigue existiendo hacia las personas con Problemas de Salud Mental y sus familias.

Y, por último, también creemos que es necesario que existan más campañas de información, que se creen protocolos de actuación para detectar las conductas autolíticas, esencialmente en el ámbito de la educación, y que se doten los recursos necesarios para poder atender los posibles casos y que no tengan un final no deseado por no ser atendidos a tiempo en la Sanidad Pública por falta de recursos en Salud Mental.

 

         OPINIONES sobre ¿qué significa como familiares participar en un GAM FAMILIAS y que conocimientos nos llevamos de nuestra experiencia? (Para preservar la intimidad hemos asignado seudónimos).

María J: “Para mí el GAM es un espacio de desahogo y apoyo, en el que compartimos experiencias, de las buenas aprendemos y de las malas tratamos de gestionarlas adquiriendo conocimientos. Todos los miembros unidos por una enfermedad “la mental”. Este grupo es una terapia colectiva que nos ayuda emocionalmente con la enfermedad y con nosotros mismos. Desde mi más profundo agradecimiento, es para mí un privilegio formar parte de él”.

Isabel: “¿De qué me ha servido el GAM? A mí las reuniones del Grupo de Familias me han servido mucho porque he aprendido a encontrar serenidad para estar bien conmigo misma y a saber manejar de la mejor manera posible situaciones de crisis de mi familiar y sobre todo a darme cuenta de que no estoy sola, que hay mucha gente que necesita la misma ayuda que yo y, de cada tema vamos aprendiendo diversas maneras de mejorar y hacer las cosas de la mejor manera posible”.

Azucena: Estoy de acuerdo con todo lo expresado anterior mente. Siento que somos el motor de las personas con problemas de salud mental en muchas ocasiones de su vida, sobre todo en las que por la sintomatología están más bloqueados, o el malestar les impide poder tomar decisiones”.

Rosa: “Llevo poco tiempo en la asociación, pero una terapia es necesaria tanto para las personas con enfermedad mental como para los familiares. Les entendemos mejor a través de estos grupos, y para nosotras es un punto de desahogo, comprensión mutua y espacio de libertad. Aquí no me siento juzgada”. 

Margarita: “Hay que seguir haciendo hincapié en las campañas de sensibilización, sobre todo para un tema muy preocupante: el suicidio. No se habla de ello como se debería, no hay un plan de los gobiernos para prevenirlo o frenarlo”.

Begoña: “Como familiar me preocupa que mi hijo no tenga un buen futuro si no estoy. Hay falta de recursos para esto, quizás también sea un miedo que tengo que aprender a trabajar”.

Montaña: “Para mí fue y sigue siendo todo un acierto participar en el GAM FAMILIAS; me ha ayudado a poder entender mejor a mi familiar, a cuidarme a mí misma, a gestionar mis emociones y, sobre todo a conocer el entorno de la Salud Mental. Personalmente es una suerte poder contar con este programa de apoyo que ofrece la Asociación”. También, quiero añadir una preocupación que no hemos mencionado anteriormente, y es que hay enfermedades o síndromes menos comunes (las/os denominadas/os “raras/os”) que con el tiempo pueden llegar a desencadenar un problema de salud mental o en ocasiones viene aparejado con el síndrome o enfermedad y muchas veces no se detecta a tiempo, con las consecuencias que puede originar para la persona y su familia”.

 

PARTICIPANTES GAM FAMILIAS

 

NUEVA AVENTURA

Mi familia y yo comenzamos esta aventura con desconocimiento, miedos e inseguridades. Oí hablar de este recurso y esta organización por primera vez a la pediatra de mi hijo, fue ella la que en consulta me habló del programa y de los resultados tan positivos que se están dando en niños-as y adolescentes.

Respiré hondo y con muchas dudas y pocas certezas de saber que el recurso era el adecuado y ajustado a mi hijo, escribí el primer correo para pedir cita.

En nuestra cabeza sonaba muy fuerte las palabras “salud mental”. Palabras llenas de connotaciones negativas, prejuicios, estereotipos y estigmas. Aceptar que tu hijo necesita “sanar su mente” no es fácil en esta sociedad que etiqueta y estigmatiza a la primera de cambio.

Después de esa primera cita con mi hijo, se disiparon todos los miedos y dudas, él estaba contento, aliviado, comprendió que lo que le pasaba no era culpa suya, que le iban a ayudar a que su comportamiento fuera mejor, para estar bien, feliz y satisfecho con él mismo y con los demás. Por fin un adulto fuera del entorno, le escuchaba de verdad y sin juzgarle. Con empatía, profesionalidad, trabajo y constancia, mi hijo sesión a sesión  ha encontrado su “refugio”, el lugar donde aprende a canalizar, gestionar y dar sentido a sus emociones. Acude contento cada día, sabiendo que el programa le está ayudando mucho, además de que le satisface enormemente colaborar activamente a ayudar a otros niños-as que asisten al programa.

Muy satisfechos de la experiencia, recomendable cien por cien, su refugio semanal, su píldora de las emociones, va poquito a poquito haciendo efecto y eso nos reconforta, mucho.

Gracias a la profesional del programa, desde luego su trabajo es encomiable, más allá de las sesiones y el trabajo personalizado a cada participante, realiza un seguimiento constante, a disposición de las familias en todo momento. Increíble, muy agradecidos.

 

 

LOS PEQUEÑOS DETALLES

A veces, quizás, en muchas ocasiones de nuestra vida, esos pequeños detalles que suceden a nuestro alrededor y a los que no damos importancia, son los que nos hacen darnos cuenta de la realidad.

Hoy compartimos este relato escrito por una Participante del Grupo Familias de Nuestra Asociación, en el que nos hace ver como los pequeños detalles que pasan a nuestro alrededor, a los que no prestamos atención, pueden llegar a ser importantes y fundamentales para darnos ese pequeño empujoncito que en determinadas situaciones necesitamos.

                LA VENTANA

Llevaba un tiempo sumida en la más profunda tristeza, en este tiempo raro vivido, sin poder salir de casa, con el miedo al contagio y con todas las rutinas alteradas, todo estaba haciendo mella en ella.

Se sentía sola, inútil y sin ninguna esperanza. La ventana de su habitación estaba igual que ella totalmente abandonada, con los cristales tan sucios que ni un rayito de luz podía pasar del exterior. Por la habitación reinaba una penumbra malsana que encogía el alma. Así día tras día, se iba agotando, igual que sus ganas de vivir. El tiempo y la dejadez, se iban apoderando de su persona.

A veces la lucidez volvía a ella y aún era peor… El temor se apoderaba de su alma y la soledad la aplastaba como una losa.

Y pasó…un suave golpe en la ventana, como una piedrecita lanzada por alguien, llamó su atención, no veía nada, ¡¡está tan sucia!! Pensó… Volvió a oír el mismo sonido y se estremeció, corriendo se acercó al cristal y tropezó, sus manos chocaron y quedaron marcadas en el polvo del cristal como pidiendo ayuda.

Algo volvió a sonar otra vez en la ventana, con desgana volvió la mirada, el polvo hacía que se vieran aún más esas manos marcadas, esta vez parecían quererla abrazar. ¿Y si esto es una señal? Se dijo en voz alta, o ¿puede que me esté llamando alguien?

La curiosidad hizo que su corazón latiera a un ritmo que desconocía. ¡Voy a limpiar la ventana!, se dijo muy decidida…titubeando, desistió, ¡total para qué, serán imaginaciones mías! Se dejó caer en el sofá y volvió a la dejadez de siempre.

Otro día más en la oscuridad, y otra vez ese crac, crac en su ventana.

Esta vez se armó de valor, cogió un trapo y empezó a quitar el polvo de los cristales, la luz exterior se fue colando tímidamente en la habitación, y al mismo tiempo algo iba cambiando en su estado de ánimo. ¿Qué estaba pasando? Otra vez esos ruiditos en la ventana…esta vez entraba tímidamente algún rayito de sol. La claridad iba poco a poco envolviendo a la mujer que sin pensárselo mucho, abrió la ventana y saco la cabeza para mirar. ¡Se sentía una heroína orgullosa de su esfuerzo!

En el poyete de la ventana como un regalo, un montoncito de piñones la estaban esperando. Sin comprender, una sonrisa nerviosa la hizo cambiar la expresión de su cara…luego, una carcajada de alivio se apoderó hasta de su espíritu. Asomándose descubrió como en el pino que tenía al lado, una pequeña ardilla pelaba y lanzaba los piñones hasta su ventana. La dulzura del momento la hizo comprender que hay mil detalles cada día que disfrutar, montones de pequeñas cosas a las que agarrarse para sentirse viva.

Se pintó los labios, se arregló su pelo y “hermosa”, abrió todas las ventanas de su casa para respirar la vida.

Fdo. María

 

Despedida sin abrazos

Han pasado muchos meses, casi un año, cuando nos recomendaron y nos siguen recomendando, que guardemos una distancia sanitaria o de seguridad, entre no convivientes, entre personas que vivimos en distintos hogares, aunque seamos familia. A su vez, también nos recomendaron otras muchas medidas para protegernos y proteger a los demás, sobre todo a los nuestros.

Hemos aprendido a sonreír con la mirada, a saludarnos con el codo, luego nos dijeron que mejor no, que nos saludásemos con la mano en el corazón; a consolarnos o despedirnos con abrazos en la distancia cruzando nuestros brazos hacia el pecho; pero ¿hemos aprendido a dar nuestro último adiós a un ser querido sin abrazos?

Cuando se va un ser querido, no estamos preparados para su despedida, aunque sepamos que por alguna circunstancia tarde o temprano ya no estará con nosotros, pero, sobre todo, para lo que nunca estamos preparados, por muchos consejos que nos den, es para dar el último adiós a una persona sin abrazos y, esta situación, está afectando a la Salud Mental de muchas familias.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) ya advirtió hace tiempo que la Pandemia Mundial afectará a la Salud Mental de toda población, por muy diversas situaciones.

También el Movimiento Asociativo de Salud Mental España, tanto desde Confederación Salud Mental España, como desde Federación Salud Mental Castilla y León, por supuesto desde Salud Mental Aranda y desde todas las Asociaciones que forman parte de este movimiento, están notando un amplio incremento de personas con problemas de Salud Mental derivados o a consecuencia de la Pandemia que estamos sufriendo.

A su vez, son muchos los psicólogos que reiteran esto y nos están avisando, que el tener que despedir a nuestros seres queridos, con normas, sin abrazos, el no poder acudir a funerales, entierros, ritos… son factores que pueden aumentar el sentimiento de impotencia, desesperanza, y añaden más dolor a estas pérdidas, que se caracteriza por una vivencia de saturación psicológica y emocional, y por un gran sentimiento de indefensión, pues la despedida y el acompañamiento en la pérdida de un ser querido, que tanto facilita el proceso de duelo, no pueden verse realizados en estos momentos de Pandemia.

Tristemente, hace poco, mi familia ha experimentado esa carga emocional, perdimos a una persona querida, como le está sucediendo a demasiadas familias. Aunque no fue por este “bichito”, como ha ocurrido en muchas otras familias, pues los fallecimientos se siguen produciendo por diversos motivos; cuando sufres esta situación te das cuenta realmente lo mal que lo han pasado y lo siguen pasando varias familias a lo largo de toda esta Pandemia. Al dolor de despedir a un familiar, se añade, sobre todo, la rabia, la ira, la frustración, la desolación de querer y no poder dar un abrazo, un beso, un simple apretón de manos, de consolar a los tuyos, y lo peor de todo, el sentimiento de soledad que te invade. Es una experiencia muy dura y difícil de gestionar. Ves como gran parte de la familia no puede venir, otra parte elige entre velatorio o entierro, por responsabilidad y por no exponerse, ni exponer a los demás al “bichito”.

Llegado el momento de la última despedida, metes las manos en los bolsillos, apretando los puños fuertemente para soltar esa tensión acumulada, aprietas los dientes bajo la mascarilla para que no se escape ese llanto, ese sollozo de dolor que tienes atrapado en la garganta, a su vez, cierras los ojos fuertemente, ocultos tras unas grandes gafas de sol, para intentar que no se escapen las lágrimas contenidas. Sientes una sensación extraña, con una gran mezcla de emociones, que por unos instantes no sabes sí realmente estas allí o todo forma parte de un mal sueño, es como si estuvieras en “off”.

Te preguntas: ¿Cómo puede gestionar una persona todo este cumulo de emociones y sentimientos?

Los psicólogos recomiendan que para superar estas experiencias y que no afecten demasiado a nuestra Salud Mental, sería bueno que cuando pasase la Pandemia, hiciéramos una despedida como hubiésemos querido. Y hasta que pase la Pandemia, para superar el duelo, nos recomienda no guardarnos las emociones, los sentimientos, que los compartamos con la familia, amigos, ya sea a través de una llamada o a través de una pantalla, que no nos aislemos, y, en caso necesario pedir ayuda profesional.

En mi caso, formar parte del Movimiento Asociativo de Salud Mental, concretamente ser miembro de Salud Mental Aranda, en estos momentos, me está sirviendo de gran ayuda, pues en la Asociación, todos los participantes, contamos con un gran equipo de profesionales que nos enseña, nos da pautas y nos ayuda a gestionar las emociones, en los diversos talleres y actividades que realizamos y, sí lo necesitamos, tenemos el apoyo de nuestra psicóloga.

 

Termino con una pregunta que llevo un tiempo oyendo en diferentes medios de comunicación y que también he escuchado, recientemente, al Director General de la OMS: “¿Quizás nos estamos acostumbrando a oír todos los días una cifra de fallecidos y no pensamos que detrás de cada número hay una persona con nombre y apellidos, y detrás de cada persona se queda una familia rota?

Puede que sea cierto, que nos estemos acostumbrando a oír todos los días cifras y no prestemos atención, quizás debido al cansancio “pandémico” que vamos acumulando, pero  debemos pensar que para dejar de escuchar estas cifras y disminuir los contagios de este “bichito”, en gran parte, depende del comportamiento de todas y todos, de nuestra responsabilidad, de nuestra pequeña aportación para contribuir a frenar esta situación, para que cuanto antes ninguna familia, ya sea por la Pandemia o por otras circunstancias, tenga que pasar por la dura situación de despedir de un ser querido sin abrazos.

Un fuerte abrazo (virtual) y en la distancia a todas las familias que durante esta Pandemia han perdido a un familiar, a un ser querido, a un amigo, y han tenido que darles su último adiós sin un abrazo.

 

MendyLuna

 

 VERANO 2020

¿Qué tiene de especial el verano de este año y como estamos pasando las ansiadas y merecidas vacaciones?

Especial no se sí será la palabra adecuada, pero diferente, distinto a cualquier otro verano pasado, sí que lo es. Es un verano, digamos, atípico, pues no se nos tiene que olvidar que seguimos con una pandemia mundial, con un “bichito” que nos está haciendo cambiar nuestros hábitos de vida, tenemos que aprender a convivir con él nos guste o no, pues este verano para poder disfrutar todos y todas tenemos que poner de nuestra parte, ser responsables y seguir los consejos que nos dan las autoridades sanitarias.

Seguramente la población, no toda, se pensó que después de haber estado “confinados” durante 99 días debido a un Estado de Alarma, había que disfrutar del verano y no pensar en la situación que estamos viviendo. Y es que a la vista de cómo está la situación en nuestro país, pienso que hay parte de la población que no se ha tomado en serio que seguimos viviendo con “la Covid-19”.

Estamos empezando el mes de agosto y nuestro país está lleno de “brotes” o “rebrotes”, como lo quieran llamar, y de zonas que han tenido que “confinar”, y da la impresión que a muchas personas les importa “un pimiento”, por no decir otra palabra más fuerte, lo que pasa. Es cierto que la mayoría cumple con las medidas impuestas, pero esto es cosa de todos y todas y sí seguimos así echaremos a perder todo lo conseguido hasta ahora. ¡Que pronto se nos han olvidado los menajes que aparecieron, en nuestras ventanas y balcones durante el Estado de Alarma, junto a los dibujos del arcoíris que pintaron los más pequeños, aquello de: “todo va a salir bien”!. Tengo mis dudas, pues hasta que no nos han obligado a llevar mascarilla, bajo multa, ni caso, y es que en este país hasta que no nos dan en el bolsillo, como que no va con nosotros. ¡¡No cambiamos!!.

Todos y todas tenemos muchas ganas de salir, divertirnos, ir de fiesta, celebrar comidas familiares, etc… o simplemente de descansar o desconectar, pero tenemos que ser responsables porque tenemos mucho que perder y nada que ganar. No sólo la economía del país se nos puede hundir, más de lo que ya está; tenemos que pensar en el personal sanitario al igual que en muchas personas, que acabaron agotados y necesitan reponerse para estar al pie de cañón por lo que pueda venir de cara al otoño, según nos están advirtiendo; pensar también en nuestros mayores, sobre todo los que están en residencias, para que no vuelva a pasar lo mismo, aunque lamentablemente en el algunas zonas del país ya lo están sufriendo; y por supuesto, pensar en muchos colectivos de personas con capacidades diversas, que han tenido que adaptarse, no sin esfuerzo, a esta nueva situación, ha sido un camino duro y difícil el que han recorrido y ahora que van retomando su día a día, no hagamos que por culpa de unos pocos irresponsables todo vuelva a la “casilla de salida”.

Con lo sencillo que es seguir unas simples normas: mascarilla – distancia social – lavado de manos, para que todo salga bien. Sólo con mirar en las redes sociales de nuestra Asociación, Salud Mental Aranda, vemos como nuestros participantes cumplen con todos los protocolos sanitarios para poder seguir con su rutina diaria, tan beneficiosa y necesaria para ellos.

Sí todos y todas cumplimos podremos disfrutar lo que queda de este verano, de las playas, las montañas, los ríos, el monte, de lo que queramos o podamos y digo podamos porque sé que tristemente hay muchas personas que ni siquiera pueden disfrutar debido a la situación económica que sea producido por el “bichito” y si no queremos que esto empeore y volvamos a sufrir lo que hemos pasado, hay que ser responsables y pensar que  simplemente es un verano atípico, solo uno en nuestras vidas, y más vale perder un verano, que perder vidas, por ser irresponsables con nuestro comportamiento, pues esto es cosa de todos y entre todos lo conseguiremos. Sé que la mayoría de la población cumple y aun así se puede coger el “bichito” en un descuido, con eso tenemos que convivir pero siendo responsables podremos hacer que esto se calme. No seamos egoístas y solo pensemos en nosotros, reflexionemos un poco antes de tomar alguna decisión, con un simple esfuerzo mínimo, no sólo nos protegemos a nosotros sino que no ponemos en riesgo a muchas personas, sobre todo a las más cercanas y vulnerables.

Conclusión estamos viviendo un verano diferente y en el cual tenemos que llevar un nuevo accesorio (mascarilla), aunque nos de calor, guardar la llama “distancia social” y lavado de manos, pero como he mencionado antes, si todos cumplimos, será solamente un verano en nuestras vidas, así que a ser responsables, para no asustarnos ante determinados comportamientos que vemos por los distintos medios de comunicación, que no merecen mención. Nos quedaran muchos veranos por disfrutar, como lo hacíamos antes de la “pandemia”, pero si todas y todos cumplimos.

MendyLuna

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DESDE MI VENTANA

Durante los 99 días que duró el “ESTADO DE ALARMA” o “CONFINAMIENTO”, ¿qué he observado desde mi ventana?

El primer día de esta situación que nos tocó vivir, como era domingo, quizás algo de silencio en la calle, sobre todo por la tarde, pues no vi a nadie pasear, ni coches, pero parecido a cualquier domingo de invierno. Fueron pasando los días y entonces sí que  observé un silencio nada habitual, sobre todo durante las semanas más duras. Poco a poco vi como mis vecinos iban arreglando los jardines, podando los setos, cortando el césped, podando los frutales.

Observé como las ventanas y balcones se llenaban de banderas y dibujos de arcoíris. Alguna tarde que otra que me sentaba a tomar un café en mi terraza, veía, a lo lejos, a una persona dando paseos en su terraza y pensaba, “otra persona afortunada como yo,  pues al menos tenemos una terracita donde salir, dar unos pasitos y tomar el sol”.

Cuando miraba hacía la Autovía (A1) vi como solamente pasaban algunos camiones y muy de vez en cuando algún coche, al igual que por la N-122, la carretera que va hacia el polígono industrial, y me invadía una gran tristeza, pensaba: ¿cuándo volverán a verse las carreteras y calles llenas de vehículos?, me daba la impresión de estar en un sueño, sobre todo por ese silencio inusual, que se rompía cada día a las 8 de la tarde, con los aplausos de los vecinos, con los que me emocionaba, sobre todo en los días más difíciles, y alguna lagrimita que otra se me escaba, pues pensaba en las personas que se iban y en la gente que tenía que seguir trabajando y dando todo para vencer a este “Covid-19” y para que el país no se parase del todo.

Un día, durante estos aplausos hubo algo que me llamó la atención, a la derecha de mi terraza hay una residencia de personas mayoras, vi salir a una trabajadora, con la cabeza baja, pensé, ¿cómo habrá sido su jornada?, sobre todo los días en que vi a la UME (Unidad Militar de Emergencias) y los Bomberos de Aranda ir a desinfectar la residencia, y deseaba que todo terminase pronto para que esa persona y muchas otras se pudieran ir a sus casas o donde quisieran como antes de esta “pandemia”.

A lo largo de este tiempo, desde mis ventanas y terraza, he observado muchas cosas, cosas en las que quizás no me había fijado antes o que no apreciaba tanto. He visto como los lilos y los frutales durante la primavera, que se nos escapó, florecían, como esas flores desaparecían y como las flores de los frutales se convertían en frutos, con la llegada del verano.  A lo lejos vi como los páramos iban cambiado de color, como en primavera estaban de un verde que quizás nunca había apreciado, sobre todo con la puesta del sol, pasada la primavera algunos campos se divisan amarillos, campos de cereal, y otros están más verdes, campos de viñedos.

En definitiva, con el paso del tiempo he observado como la naturaleza seguía su ciclo de vida, quizás ajena a lo que las personas estábamos viviendo y sólo podíamos mirar desde nuestras ventanas.

También vi cosas que no me gustaron, sobre todo con las “Fases de Desescalada” y pensaba: “NO, ASÍ NO SALIMOS DE ESTA, QUE ESTO ES COSA DE TODOS”. En fin, no merece la pena mencionarlo ahora que ya podemos disfrutar, dentro de unas normas sanitarias, de las cosas que durante muchos días observamos desde nuestras ventanas.

Ahora que ya estamos inmersos en esta llamada “nueva normalidad” y veo que las calles están llenas de personas paseando, de coches circulando, lo que pienso, sentada en mi terraza, es que ojala nunca más volvamos a escuchar ese “silencio extraño” en nuestras calles, que toda la población sea responsable para no volver a ver pasar las estaciones del año desde nuestras ventanas, como el otoño con sus ocres y demás colores que nos alegran la vista. Y sobre todo que podamos disfrutar, en plena naturaleza, de esos arcoíris, que llenaron muchas ventanas, que cuando los miremos nos acordemos de lo que ha vivido nuestra sociedad, que permanezcan en nuestra memoria y no se nos olvide lo duro que puede llegar a ser ver pasar la vida desde una ventana.

 

MendyLuna

 

 

FAMILIAS EN “CONFINAMIENTO” ¿Somos Todas “Iguales”?

Desde que se decretó en nuestro país el “Estado de Alarma”, aquel 15 de marzo de 2020, cuando nuestras vidas cambiaron por completo, cuando nos tuvimos que quedar en casa y las familias tuvimos que acostumbrarnos a pasar las 24 horas del día juntos, sin poder salir a la calle, sólo para lo imprescindible. En los distintos medios de comunicación y redes sociales hemos visto imágenes, escuchado situaciones y circunstancias de cómo lo estaban pasando muchas familias, unas con menores en casa y teletrabajando, otras que tristemente habían perdido algún familiar y no se habían podido de despedir de él, otras contándonos la preocupación por el familiar que está en una residencia de mayores, en fin, infinidad de situaciones, pero ¿cómo hemos vivido el “Estado de Alarma” las Familias con algún familiar con Capacidades Diferentes?

Estas familias, al igual que el resto, hemos tenido que adaptarnos a la situación, reinventarnos, pero con la característica de tener un miembro de nuestra familia con Capacidades Diferentes. Nos invadió el miedo, la preocupación, la incertidumbre por cómo íbamos a afrontar esta situación, imagino que como muchas otras familias, pero con una particularidad: Las familias que conviven con un familiar con Capacidades Diferentes tuvieron que hacer un gran esfuerzo para hacerles entender lo que estaba pasando, pues sus centros ocupacionales se cerraron, se rompió su rutina diaria, tan beneficiosa y necesaria para ellos. Otras cuyo familiar se quedó en el Centro Residencial, Vivienda Tutelada o Supervisada donde vive, tuvieron que adaptarse a tener contacto solamente por teléfono o a través de videollamada. Otras cuyo familiar estaba en casa ese fin de semana y no pudo regresar a su Centro Residencial o Vivienda, han tenido que aprender a convivir las 24 horas con él y no sin dificultades. Otras con más angustia al saber que su familiar ha tendido que  ir trabajar, al considerarle personal imprescindible, pues muchas personas de este colectivo, trabajan en el servicio de limpieza. También preocupadas porque en algún Centro Residencial, tristemente, ha fallecido algún residente por este bichito llamado COVID-19. En fin, multitud de situaciones vividas y de las cuales NO se ha hablado, no hemos sido noticia, quizás algún medio local, ¿por qué?, la respuesta puede que sea otra pregunta: “¿quizás seguimos siendo invisibles para la sociedad?”. NO, al menos eso creo, espero  y deseo. Aunque sí  se habló de estas familias, fue durante la primera semana del confinamiento cuando algunas personas no entendieron que determinados colectivos tenían permisos especiales para lo que se llamó “paseos terapéuticos” y lamentablemente empezaron a increparles desde las ventanas o balcones. Por esos tristes sucesos sí fuimos noticia, que pena.

Ahora, que ya ha finalizado el “Estado de Alarma” y estamos en la llamada “nueva normalidad”, oímos hablar de cómo va a ser la vuelta al cole de nuestros peques, a la universidad, de planes para los distintos sectores industriales y empresariales, reapertura de las residencias de mayores,…., como familiar de personas con capacidades diferentes, me pregunto: ¿cuándo se va a mencionar como va a ser la reapertura de los centros, de las residencias de estos colectivos? Las Gerencias de Servicios Sociales de cada Comunidad Autónoma van dando indicaciones, pero seguimos sin aparecer en los medios de comunicación, en alguno local sí nos han tenido en cuenta, pero a nivel nacional, ¿permanecemos ocultos “debajo de la alfombra”? o ¿en ese cajón que nadie lo abre?, con el paso del tiempo lo veremos.

Lo que sé es que el Colectivo de Capacidades Diversas somos parte de la sociedad. En esta pandemia que seguimos viviendo, se nos considera “personal vulnerable” pero da la impresión que no se acuerdan de nosotros, que no somos noticia, a pesar de haber vivido también situaciones muy complicadas. Como familiar, no pido que se nos dé un trato especial, solamente que se nos tenga en cuenta, que de vez en cuando se acuerden de nosotros, nos mencionen en los distintos medios y sobre todo que nos escuchen; mientras tanto las familias, desde nuestras asociaciones seguiremos poniendo nuestro granito de arena para dar voz a nuestros movimientos asociativos, para hacernos más visibles y para lograr que se rompa la todavía estigmatización que existe hacía los colectivos de Capacidades Diversas.

Afortunadamente, estas familias, como he mencionado, tenemos a nuestras asociaciones que se han preocupado por nosotros siempre y ahora con más dedicación, como es el caso del Movimiento Asociativo al que pertenezco, Salud Mental. Desde el primer momento, del confinamiento también han estado pendientes de las familias, tanto desde Confederación Salud Mental España, como desde Federación Salud Mental Castilla y León, y  por supuesto desde la Asociación Salud Mental Aranda, a través de las redes sociales y otros medios, no han parado de darnos información para afrontar lo que está pasando.

Las familias de Salud Mental Aranda, hemos tenido y seguimos teniendo todo el apoyo necesario de nuestra asociación. Los profesionales se han organizado para estar en contacto con todas las familias. Cada familiar tenemos un profesional de referencia, que se encarga de llamarnos una vez a la semana, y si alguien necesita más atención se le presta. Nuestro profesional de referencia no se ha limitado a preguntarnos: ¿qué tal estas?, ¿cómo llevas la situación?, se ha convertido en un apoyo esencial y muy beneficioso, pues es la persona con la que compartimos nuestras incertidumbres y preocupaciones, quien se ha encargado de saber cómo está la situación en nuestro hogar debido al confinamiento, quién nos aconseja, nos tranquiliza, en definitiva, quién nos escucha pacientemente. Y por supuesto, también tenemos el apoyo de nuestra psicóloga, que en todo momento ha estado y esta  pendiente de las familias. A su vez, algunas familias, que compartimos diversas actividades en la asociación, hemos estado en contacto, sobre todo las que formamos parte del GAM Familias, (GAM, son las iniciales de Grupo de Ayuda Mutua). Es un grupo donde se comparten experiencias, donde aprendemos a cuidarnos, a empoderarnos, a seguir pautas para la mejor relación con nuestro familiar, etc. y guiado por nuestra psicóloga. Este grupo también ha tenido que reinventarse, poco a poco hemos conseguido seguir reuniéndonos, en nuestro horario habitual, a través de las nuevas plataformas digitales, no sin esfuerzo, pues todas las personas no estamos igual de familiarizadas con las nuevas tecnologías, pero con un poco de ayuda y colaboración entre todos, lo hemos conseguido. En las reuniones no estamos todos, pero cada día somos más, a veces fallan las conexiones, otras el audio, el video, pero seguimos intentándolo pues en estos momentos es cuando más necesitamos apoyarnos entre nosotros.

Por último, quiero enviar una GRAN FELICITACIÓN, en el 20 Aniversario de Salud Mental Aranda, a toda la Gran Familia de la Asociación, formamos un equipo  maravilloso y tod@s junt@s seguiremos poniendo voz a la Salud Mental en Aranda y en el entorno rural.

Saludos (virtuales) – Hasta Pronto

MendyLuna

 

Mi primer Prospect

Hola Gran Familia, como muchos de vosotros sabréis el pasado fin de semana, se celebró el  Prospect 2019 y una buena cuadrilla (como se dice en la nuestra zona rural) de compañeros de Salud Mental Aranda (personas con experiencia propia, familiares y técnicos) asistimos, en el Albergue “Sendas del Riaza” de Vadevacas de Montejo (Segovia), un lugar genial en plena naturaleza.

Antes de nada quiero dar las gracias a todos los que organizasteis este encuentro, sobre todo a los compañeros que prepararon los diferentes módulos que se impartieron, por el trabajo que conlleva y lo bien estructurados que estaban. También gracias a los que buscasteis ese maravilloso lugar donde estuvimos y, por supuesto, gracias a todos los participantes.

Con el permiso de todos los que allí estuvimos, quiero dar las gracias especialmente a nuestra compañera Yoli y a Mariano (de la academia de baile “Yolima”), por esa magnífica clase de Bio Danza. La verdad es que cuando vi en el Programa el Taller de Bio Danza, me quede pensando en que consistiría, sentía curiosidad, pero resulto ser toda una experiencia llena de multitud de emociones y sensaciones, muy gratificante para mí. También quiero agradecer especialmente su participación a tres familiares, pues a pesar de tener una edad, dejémoslo en unos 70 y… y 80 y…, no se quisieron perder este encuentro, por el motivo que fuese, allí estuvieron “al pie del cañón” participando en todo,  CHAPO POR ELLOS. He querido mencionarlos pues he visto que son todo un referente para el grupo de familiares, pues tristemente (y es así como lo siento) este grupo fue el más reducido.

Este año ha sido mi primera participación en el Programa de Formación en Empoderamiento PROSPECT, toda una experiencia llena de muchas sensaciones, difíciles de describir, que se agolpan en mi mente y no sé por dónde empezar. Aunque sabía un poco de que iba, la verdad, es que no pensaba que fuese tan productivo y beneficioso, pues el compartir con el resto de participantes las vivencias, las preocupaciones, las expectativas, … en fin todo lo que nos une en relación a la salud mental ha sido algo muy positivo para mí. Me ha ayudado a conocer un poco más todo el entorno de salud mental y también he conocido algún que otro compañero que forma parte de esta Gran Familia.

Además otra experiencia que me llevo de este Prospect es el que he sido capaz de hablar en público delante de todos los participantes, algo de lo que pensé que nunca sería capaz, pues cuando me dijeron que expusiera lo de grupo de familiares me “impacto”  y dije “o no, mañana estaré ronca” (bueno mil escusas para no hacerlo). Al final lo hice eso que a la hora de salir estaba en blanco, pero con la ayuda de mis compañeros allí que me lance, y es que cuando se está en buena compañía todo puede ser posible. Gracias a ellos por su apoyo.

Para terminar una pequeña reseña sobre el Grupo de Familias. En este grupo para todos los participantes, excepto los dos compañeros que lo dirigían, ha sido nuestra primera vez. Todos hemos participado como mejor hemos sabido. Se nos han quedado muchas cosas en el “tintero”, pues aunque al principio nos parezca que hay mucho tiempo para hablar de todo, a mí se me hizo un poco corto, y siempre se nos olvida algún tema o no profundizamos lo suficiente en él. Tomaremos nota para el siguiente Prospect.

Bueno que ha sido una verdadera experiencia; ahora nos queda aplicar lo que hemos aprendido y seguir luchando todos (personas con experiencia propia, familiares, técnicos) juntos y unidos por el empoderamiento de las personas con problemas de salud mental y para hacer la salud mental cada día un poco más visible a la sociedad pues es la GRAN DESCONOCIDA y todavía queda mucho camino por recorrer.

Gracias y mil gracias, una y otra vez, de todo corazón a todos, simplemente por estar ahí.

Saludos y Besos.

MendyLuna